Diario de León

EL CRIMEN DE ISABEL CARRASCO

El hermano de Gago no preguntó a la agente para qué le pedía un abogado

La imputada no respondía a sus llamadas: «Estoy metida en un lío muy gordo».

Martínez Barazón, a la salida de los juzgados después de haber prestado declaración.

Martínez Barazón, a la salida de los juzgados después de haber prestado declaración.

León

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Raquel Gago llamó a su hermano para solicitarle que le buscara un abogado el día en que acudió a entregar la pistola «porque me dijo que se había metido en un jaleo muy gordo» pese a lo cual, el joven no le preguntó que clase de problema podía sufrir como para reclamarle la ayuda con tanta urgencia.

El testimonio fue parte de la declaración como testigo que prestó el joven, que permaneció tranquilo y con gesto afable en la antesala del juzgado de Instrucción 4 de León durante el periodo que tuvo que esperar hasta que llegó su turno. «No voy a hablar con la prensa, lo siento».

Posteriormente se sometió a las preguntas y respondió a un nutrido catálogo de cuestiones, mayoritariamente correspondientes a temas de interés para la jueza, que no quiso dejar un sólo detalle en el tintero, en la línea de sus sesiones anteriores.

Sonia González, la jueza que instruye la causa abierta por el asesinato de Isabel Carrasco interrogó ayer durante prácticamente toda la mañana al presidente de la Diputación Provincial, Marcos Martínez Barazón, al hermano de Raquel Gago, por una serie de llamadas telefónicas así como por una transferencia bancaria que realizó a la cuenta de Triana y a una funcionaria de la Diputación Provincial de León, cuyo ordenador apareció en el piso de la hija de la asesina confesa.

Extrañeza

El hermano de Gago reconoció su extrañeza por el hecho de que la tarde del crimen y la mañana posterior a la muerte de Isabel Carrasco, Raquel no contestara a sus tres llamadas. «Es una persona modélica en ese sentido, siempre está atenta a estas cosas».

Preguntado por la juez sobre los posibles motivos de su cambio de comportamiento ese día, respondió: «Quizá tenía cosas que hacer».

Cuando por fin consiguieron establecer el contacto, su hermana fue explícita: «Tienes que buscarme un abogado bueno. Me he metido en un jaleo gordo», reconoció su hermano que le había dicho por teléfono.

La jueza estuvo especialmente incisiva en preguntas sobre el manido asunto de la orientación sexual de las dos jóvenes: «Nunca me pareció que fueran nada más que amigas. De hecho, una vez en una cena le dijimos a Triana que tenía que echarse un novio y nos dijo que ella solamente tenía un amor, pero que era un imposible. Le comentamos que en esos temas, cuando dos personas se quieren de verdad no hay nada imposible y ella dijo que en su casa no había nada que hacer», explicó el testigo, militar de profesión.

Sobre la existencia de una transferencia de su cuenta a la de Triana, la justificó en la compra de una Thermomix (madre e hija se dedicaban a la venta de aparatos de este tipo). Negó que hubiera otros motivos para el pago.

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