Diario de León

se ROmpe EL CORSÉ URBANÍSTICO

Otazu logra liberar el uso del sanatorio para que pueda ser comercial y hotelero

El Ayuntamiento amplía la calificación urbanística a propuesta de los propietarios.

La clínica de la familia López-Otazu se ubica en el número 4 de la calle Lancia.

La clínica de la familia López-Otazu se ubica en el número 4 de la calle Lancia.

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álvaro caballero | león
León

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El corsé urbanístico de la antigua clínica López-Otazu, cerrada a mediados del mes de noviembre del pasado año, se empezará a romper hoy. El Ayuntamiento de León aprobará de manera inicial en el Pleno, que se celebra a las 11.00 horas en San Marcelo, la petición cursada por la propiedad para que se modifique la calificación que ahora tiene sujeto el edificio del número 4 de la calle Lancia a equipamientos de uso sanitario asistencial, de acuerdo al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), aprobado en 2004. Una consideración que se ampliará a partir de ahora a los usos asociados a los equipamientos privados en la normativa municipal: sociocultural educativo, deportivo, comercial, religioso, administrativo y hotelero o residencial colectivo. Un abanico que deja fuera casi únicamente a su venta para la promoción de viviendas.

El cambio abre la vía para que López-Otazu pueda sacar rendimiento al edificio, que cuenta con semisótano, planta principal y cuatro alturas, en la última de las cuales siempre se ha ubicado la casa familiar con escalera independiente. Un inmueble, firmado por el arquitecto asturiano Juan Vallaure Fernández-Peña, que fue abierto en enero de 1957 como clínica —continuidad a las que ya habían tenido desde 1945 en Lope de Vega y 1949 en Ramón y Cajal— en la que se reparten habitaciones con capacidad para 45 pacientes, quirófanos y paritorios en los que, hasta la década de los años 90, dieron a luz centenares de leonesas.

El negocio médico terminó por claudicar el 13 de noviembre del pasado año, asfixiado por la reducción de los convenios quirúrgicos aplicada por la Junta. La supresión de los acuerdos se consumó en octubre de 2012, como reconoció su propietario, que resumió el finiquito de las históricas instalaciones en el paso de las 1.500 operaciones anuales derivadas de Sacyl a no tener ninguna. Por el camino quedaron también los últimos 23 trabajadores de una plantilla que llegó a sumar hasta 54 nóminas en las épocas de mayor esplendor.

Pese a que el propietario mostró entonces su disposición para que la antigua clínica pudiera venderse para un centro de personas mayores, que encaja con el uso urbanístico actual, el cambio que consagrará el Ayuntamiento de León abre nuevas vías para negociar la operación del inmueble, si la familia López-Otazu decide dar el paso para sacar rendimiento económico al edifico. Su ubicación céntrica supone un plus en el escaparate de venta para los promotores interesados en desarrollar sobre todo negocios comerciales u hoteleros, pero que además pueden reconfigurar las instalaciones para oficinas administrativas.

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