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UN PASEO POR LAS NUBES

De la Universidad al cielo

El Centro de Simulación Aérea ofrece la posibilidad de regalar vuelos de prueba, para experimentar durante una hora qué es pilotar un Boeing 737 por 50 euros.

Dos personas prueban el simulador que permite recrear la sensación de un Boeing 737 de forma experimental.

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A. Calvo | León
León

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Sentirse como un piloto. Elegir la ruta y ponerse a los mandos de un Boeing 737. Arrancar el avión y despegar, siendo el máximo responsable del vuelo. Esto es posible ahora en la Universidad de León, que ofrece esta posibilidad a través del Centro de Simulación Aérea.

El centro, dependiente del Instituto de Automática y Fabricación, facilita a todos aquellos que algún día soñaron con ser pilotos o simplemente a aquellos que quieren vivir esta experiencia, a subirse a uno de los tres simuladores de vuelo y probar durante una hora qué se siente al pilotar uno de estos aparatos. El precio en el Cessna es de 30 euros, de 35 en el Baron 58 y de 50 euros en el Boeing 737 NG 800, con el que operan actualmente compañías como Ryanair o Air Europa. Desde la Universidad se ha denominado a esta opción Vuelos regalo, ya que la mayoría adquiere el bono para entregárselo a algún apasionado de la aviación.

Los vuelos regalo se pusieron en marcha a principios del curso pasado y cerca de una treintena de personas ya se han subido a la cabina del Boeing, el más demandado, desde pequeños de 14 años hasta mayores de 70, que siempre han querido ser pilotos y que, además, este año repetirán la experiencia, como explica el responsable del centro, Alfredo Labarta.

El bono ofrece una hora de vuelo, en la que también se incluye una pequeña formación para el pilotaje del aparato, como el encendido de motores, el sistema eléctrico o el panel de presurización. El nuevo piloto puede llevar un copiloto amigo, que se sentará a su lado, y con ellos el instructor de vuelo, que además de la formación inicial, podrá poner en apuros al piloto introduciendo turbulencias o algún fallo en los sistemas o en los motores para dar más emoción a la experiencia.

«Nos adaptamos al nivel de cada piloto y muchos de los que lo han probado, repiten», asegura Labarta. De hecho, se ofrecen tres alternativas, desde los que n en Mi primera vez a los que ya tienen un nivel en la categoría de Soy un experto, muchos de estos últimos jóvenes que ya están acostumbrados jugar con simuladores en su ordenador. El vuelo regalo tiene una validez de seis meses, para que así el receptor pueda acordar con el centro la fecha que mejor le convenga.

Alfredo Labarta apunta que todo lo que se recauda con este tipo de iniciativas se reinvierte en de nuevo en el Instituto de Automática y Fabricación y uno de los siguientes pasos será mejorar los espacios de las cabinas para que el instructor pueda colocarse dentro, adquirir cartas de navegación o mejorar la iluminación de las cabinas o nuevos escenarios.

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