Diario de León

"UN PROBLEMA DE PROCEDIMIENTO"

El Ayuntamiento adjudicará otra vez la obra del Grano a los 3 años de iniciarla

Urbanismo se excusa ahora en la necesidad de incluir las catas en el presupuesto.

Las  calvas en el empedrado se han incrementado a la espera de que el Ayuntamiento inicie las obras del proyecto que empezó a plantear hace 3 años.

Las calvas en el empedrado se han incrementado a la espera de que el Ayuntamiento inicie las obras del proyecto que empezó a plantear hace 3 años.

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ÁLVARO CABALLERO | LEÓN
León

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Iba en el número 21 de las 100 medidas para 100 días que se marcó Emilio Gutiérrez para publicitar el inicio de su mandato: «Inicio concurso de ideas para la remodelación de la Plaza del Grano». Se cumplió y a finales de noviembre de 2011 se logró que se valorara como ganador el proyecto presentado por el arquitecto Ramón Cañas Aparicio, dotado con 6.000 euros. Más de tres años han pasado desde entonces. Y ahora, un año después de la adjudicación de los trabajos, que se hizo con anterioridad a pedir el preceptivo permiso de la Comisión Provincial de Patrimonio, el Ayuntamiento de León confirma que tendrá que volver a adjudicar el contrato. «Cuando se apruebe el presupuesto municipal en el Pleno de finales de este mes, iniciaremos de nuevo la licitación porque hay un problema de procedimiento», se excusa la concejala de Urbanismo del consistorio, Belén Martín-Granizo, quien justifica el requisito administrativo en que «es necesario modificar la inversión para incluir el coste de las catas arqueológicas». Ahora, el mejor de los horizontes planteado permite aventurar que los trabajos estarán en marcha en primavera, a las puertas de las elecciones municipales, justo cuando vence el mandato que se abrió con aquellas 100 medidas para 100 días.

Pese a que el Ayuntamiento de León cuenta con un arqueólogo propio que podría supervisar las catas y con una brigada de obras con capacidad para ejecutarlas, Martín-Granizo descartó ayer que se vaya a optar por esta opción. Urbanismo definirá los pliegos de un nuevo concurso en el que la empresa concesionaria tendrá que hacerse cargo de las catas, calculadas en 17.000 euros, que son el único cambio en el proyecto que implica la obligación de tener que volver a adjudicarlo; el resto, de los trabajos de reforma, fijados en 103.000 euros, se mantienen: la ampliación de las aceras con un mínimo de 1,50 metros, la eliminación de los pegotes cemento que hay en las acometidas de servicios y la reparación de las zonas de calvas del empedrado que cada vez son más.

Entrampado

La vuelta atrás aporta un nuevo hito al procedimiento, entrampado en Patrimonio por las decisiones del equipo de gobierno de intentar llevarlo adelante sin atender a la tramitación ordinaria. Un calvario que comenzó cuando el PP adjudicó el proyecto sin pedir el permiso de Patrimonio, a pesar de que contaba con los planos desde dos años antes, y que empeoró cuando reclamó la declaración de la plaza como Bien de Interés Cultural (BIC) para intentar mitigar la polémica surgida con los grupos conservacionistas que exigían el mantenimiento de la estructura original. Nada que no estuviera en el proyecto de Cañas Aparicio, ni que no se consiguiera con la protección que ya tiene el entorno por la declaración BIC de la iglesia del Mercado, por el Plan Especial de Ordenación, Mejora y Protección de la Ciudad Antigua y por el Conjunto Histórico Camino de Santiago.

Pese a que el equipo de gobierno municipal contaba con que no habría problemas, debido a la coincidencia de siglas en Ayuntamiento y Diputación, la consecuencia directa de la decisión fue que la delegación territorial de la Junta decidió que no dictaminaría el permiso de Patrimonio hasta que se supiera si se declaraba BIC la plaza del Grano. Una postura, respaldada por los servicios jurídicos por el hecho de que la declaración podía implicar nuevos elementos de protección a tener en cuenta, que se terminó por resolver con la decisión de la Dirección General de Patrimonio de dejar correr los seis meses de plazo sin contestar, lo que supuso la negativa por silencio administrativo. Entonces, ya a finales de septiembre del pasado año, se evaluó el proyecto y se concedió el permiso, supeditado a la ejecución de las catas arqueológicas, que se aplazaron porque no era «el mejor momento meteorológico». Tres años después, en esas se está.

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