«Es algo normalizado aunque no ofrece ninguna garantía»
Los propietarios de las academias aseguran que esta situación «es algo normalizado, aunque no ofrece ninguna garantía». De hecho, muchos padres comentan incluso en sus instalaciones que sus hijos tienen profesores particulares que van a casa para recibir clases de apoyo en materias diferentes a las que estudian en la academia. Los propietarios también alertan a los padres de «que no pueden enviar a sus hijos a cualquier sitio» y que las instalaciones deben cumplir unos requisitos para poder desempeñar las funciones como academia.
Otra de las quejas de los propietarios de los centros regladas es la «pasividad de las administraciones». «Una de las soluciones sería coger a todos los que se anuncian e investigarlos», apunta la responsable de la Academia Abella, quien al igual que el resto de los propietarios ven como a las academias oficiales no se les permite anunciarse, e incluso reciben multas, mientras que muchos profesores particulares se anuncian en cualquier punto de la ciudad y no reciben ningún tipo de sanción ni de aviso. Otra alternativa, según Arold, sería «la prohibición directamente, aunque no existe voluntad política para ello», a lo que sumaría más inspecciones.
«La crisis ha hecho que las academias fraudulentas florezcan y gente que no tiene trabajo se ponga a dar clases, nosotros lo único que pedimos es que coticen», añade Carlos Fernández. A pesar de que el año pasado intentaron realizar acciones conjuntas para atajar esta situación y crear una asociación que aglutinara a las academias leonesas, la iniciativa no cogió impulso, «porque se trata de un sector individualista y difícil de agrupar».