ECONOMÍA SUMERGIDA
Las clases particulares mueven en León medio millón de euros al mes en dinero negro
Más de seis mil niños acuden a este sistema, que suma 200.000 euros con opositores
Medio millón de euros al mes que no se declara a Hacienda. Éste es el dinero que generan en León las clases particulares o las academias clandestinas que han florecido en los últimos años, como una de las consecuencias de la crisis económica, ya que son una salida fácil para muchos titulados, aunque según las academias regladas incurren en competencia desleal, intrusismo y evasión de impuestos. Algunos de los propietarios de las academias oficiales calculan que más de la mitad de los doce mil estudiantes de Primaria hasta Bachillerato que reciben clases de apoyo lo hacen fuera de sus instalaciones y que el número de profesores que trabajan sin estar dados de alta en la Seguridad Social, en locales o pisos, incluida la propia vivienda, que no cumplen con los requisitos exigidos por la ley, están entre los 200 y los 300, doblando incluso el número de las reguladas. A mayores, los propietarios de las academias leonesas suman otros 200.000 euros en dinero negro que se mueve a través de los opositores o las clases para obtener títulos oficiales de inglés.
Las más afectadas son las academias de idiomas y muchos nativos no quieren formalizar un contrato en ellas «porque ganan más trabajando en negro», como explica Carlos Fernández, de Didacta o la responsable de City Hall, Laura Arold, quien ratifica que se ha encontrado con esta dificultad en su centro. Las academias leonesas hicieron un intento el año pasado para emprender acciones legales y a pesar de que acudieron a Hacienda, a Subdelegación de Gobierno y al Ayuntamiento, entre otras instituciones, finalmente no interpusieron denuncia como ya ha ocurrido en otras provincias como en Zaragoza.
Hasta 30 alumnos al día
«Hay gente titulada y sin trabajo que se busca la vida, no estamos en contra de eso, de los que dan clase a un niño o dos, pero sí en contra de los que actúan como academias sin cumplir ningún requisito legal», explica Silvia Núñez Abella, de Academia Abella. De hecho, algunas comunidades de vecinos han sido los que también han dado la voz de alerta al descubrir que en una vivienda entran y salen entre 20 y 30 niños al día, «con lo que aumentan, por ejemplo los gastos de ascensor». Aunque las academias no han llegado a poner denuncias, este tipo de instalaciones son las que más han aumentado y calculan que esta situación ha repercutido en sus contratos a profesores, elevando a más de dos centenares los puestos de trabajo perdidos en los últimos años.
El precio de las clases en una academia va desde los seis a los nueve euros por hora, aunque aquellos centros que no cuentan con sede fiscal el precio suele ser ligeramente más barato o incluso mantener este precio o elevarlo si se trata de un nativo que se desplaza a la casa del alumno. «Muchas academias se verán abocadas al cierre, porque además de los gastos de profesores, los seguros y las tasas, muchos tienen que pagar un alquiler que les hace imposible competir con las academias fraudulentas», sentencia Carlos Díez, de Copérnico.