La ciudad de los objetos perdidos

Bolsos, zapatos, relojes, pulseras, trofeos deportivos, ropa interior, gafas e incluso gatos hidráulicos —entre otros muchos— descansan desde hace casi tres años en algunos de los locales que la policía local tiene en la ciudad para almacenar los objetos incautados en mercadillos, botellones o redadas. Un destino final del que no saldrán con vida y que desde 2012 acumula cerca de 2.200 productos.

Con una media de dos incautaciones al día, de hacerse con ellos se encargan dos unidades; la policía de barrio y la brigada policial. «La primera está más especializada en controlar y confiscar los productos ilegales que se comercializan en mercadillos o en el rastro dominical de Papalaguinda, mientras que la segunda suele actuar en los botellones o contra los top manta que pululan por la capital», confirman fuentes policiales.

Sea cual sea su naturaleza, todos acaban almacenados hasta que «cada cierto tiempo» se destruyen. Desde la policía confirman que el mayor índice de casos se producen los fines de semana, sobre todo en zonas céntricas como la plaza San Martín, pero casi a diario aparecen nuevos productos ilegales que ambas unidades se encargan de sacar de circulación. La última gran redada tuvo lugar hace apenas dos semanas cuando se detuvo una furgoneta proveniente de Portugal llena de ropa de marcas «caras» falsificadas. «La intención era colocarla en el Rastro para su venta», aseguran desde la policía local, una práctica «bastante extendida» aunque «conviene aclarar que no todos los productos que se comercializan allí son ilegales».

Y pese al esfuerzo de la policía por controlar estas prácticas, resulta complicado que los autores de delitos contra la propiedad industrial acaben finalmente entre rejas. «Nosotros denunciamos los casos y el juez puede abrir diligencias, pero si la marca afectada no se presenta lo más lógico es que queden en libertad». Una de las operaciones más importantes se produjo hace tres años en 38 cibers de la capital, cuando la policía se incautó de 200 ordenadores que todavía se encuentran precintados y pendientes de destruir.

De los 2.200 objetos que la policía tiene en su haber, cerca de 250 son bebidas, la mayoría alcohólicas. Y es que pese a que son ilegales, los botellones siguen a la orden del día. Para llevar a cabo las redadas, la policía suele actuar de paisano para no levantar sospechas.