«Tengo incapacidad total permanente pero no me conceden la discapacidad»

Julio Enrique González pelea en los tribunales el reconocimiento del 33% de discapacidad que le permita el acceso a un trabajo en un centro especial de empleo. El Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) le concedió hace dos años la incapacidad total permanente y una jubilación del 55% tras el accidente de tráfico que sufrió en el desempeño de su trabajo como conductor mecánico. Está incapacitado para conducir automóviles, pero la lesión de espalda que sufrió —con dos operaciones y en vigilancia en la unidad del dolor del Hospital de León— le impide además cargar peso y realizar trabajos físicos. «Tengo dolores todo el día. Tomo un montón de pastillas y los médicos están estudiando la posibilidad de ponerme en la espalda un aparato de estimulación de cordones posteriores». Sin embargo, su incapacidad no lo hace una persona discapacitada. Los especialistas del centro base le han concedido una discapacidad del 10%, «que es como decir que no tengo nada», asegura. Enrique recurrió la decisión en los tribunales y perdió. Ahora ha recurrido aunque solicitará una segunda valoración. «En el 2013, cuando me hicieron la primera valoración en el centro base tardaron tres meses. Ahora la espera supera los ocho meses», lamenta. «Mientras tanto estoy en paro. En los centros especiales de empleo ni me cogen el currículo porque no soy una persona discapacitada. No se entiende que el INSS te reconozca unos derechos y los servicios sociales de la Junta no. Ellos se amparan en que la incapacidad te impide trabajar en otra cosa, pero no es así».