«El sistema financiero español está saneado, es solvente y competitivo»

Ya hace un año aventuró con éxito el final de la crisis económica cuando la luz al final de tunel se antojaba aún una quimera. Ahora da un paso más al asegurar que tanto para este 2015 como en 2016 hay pronósticos de «crecimiento positivo», con unos datos que superan el 2%. Por tanto —reitera— «sí se puede decir que hemos superado la crisis».

—¿Qué sectores están notando antes la recuperación?

—Sobre todo los sectores exportadores y el sector turístico que tiene por cliente a extranjeros. Aunque también tanto el sector consumo de bienes duraderos como no duraderos empieza a experimentar un cierto crecimiento, lento, pero fiable. Las causas están claras; por un lado se ha producido un giro en la confianza empresarial y ahora está llegando poco a poco una mejora de la confianza del consumidor, que es lo que mayor impacto tiene en términos agregados, en las cifras de actividad económica y en la sensación de prosperidad de la gente.

—¿Cuáles son las perspectivas de inversión para este año?

—Las medidas de estímulo a la liquidez que finalmente se han confirmado y ya se están ejecutando en los mercados nos lleva a una situación en la que los indicadores normales, tanto de valor potencial como de riesgo en los mercados de capitales, no funcionan bien porque están inhibidos por las compras de deuda que está llevando a cabo el Banco Central Europeo. La ventaja es que conocemos los efectos porque ya se han dado en países desarrollados como Estados Unidos o Japón y que probablemente va a continuar con efectos positivos. Lo que se pretende combatir es el principal riesgo que tenemos hoy; no caer en un estancamiento económico cercano a la deflación.

—¿Hasta cuándo debe continuar con este ejercicio de inyección de liquidez el BCE?

— Hasta que la inflación se sitúe en niveles normales, pero aún estamos lejos. Hemos cerrado un año con inflación negativa y tenemos ya un pronóstico de inflación positiva —por debajo del 1% en España el año próximo—. Por tanto la política de estímulo tendrá que continuar aplicándose aún por mucho tiempo, incluso cuando la Reserva Federal Americana empieza a desacelerarlo. De lo que se trata es de levantar la actividad económica en Europa hasta niveles alineados con el crecimiento por encima del 2%.

—¿Cómo está afectando la crisis griega al resto de Europa?

— Es una crisis muy importante porque lo que se ha planteado es cambiar la política económica común acordada por los socios europeos y eso no parece que va a ser materia de acuerdo con el gobierno de Tsipras. Es un debate entre la autonomía que se la da a Grecia para aplicar sus propias recetas compartiendo los objetivos de política económica —lo que comúnmente se conoce como rescate pero que técnicamente se llaman Programas de Ayuda—. Que la ayuda continúe está vinculada a cumplir los objetivos de la UE. Que se haga por la vía de la mayor recaudación o por el menor gasto, eso es su dilema. No creo que Europa pretenda imponer las medidas concretas, sí que se mantengan los objetivos. Lo que ya está fuera, en todo caso, es la política que en un principio pretendía imponer el ejecutivo heleno de estímulo de la demanda, porque Europa no la comparte.

—España se enfrenta a un año electoral importante a todos los niveles. De cara a la estabilidad del sistema financiero, ¿qué es más recomendable, la continuidad política o un cambio drástico?

— El debate no es tanto si es necesario un cambio de Gobierno como si resultan buenas determinadas reformas que nos permitan salir de los problemas económicos que asolan al país. En España hay varios problemas relacionados con las reformas estructurales sobre los que conviene seguir trabajando (reforma del sistema educativo, el estímulo de la I+D, la reducción del peso del sector público en la economía, la reducción de la carga fiscal, etc). Lo importante es presentar un buen programa económico.

—¿Se puede hablar de un sistema financiero español saneado?

—El sistema financiero español está saneado en términos de solvencia. Es un sistema solvente y competitivo. Además tenemos unas condiciones de dura competencia interna que son muy favorables para el consumidor. Otra cosa es que como la situación económica en general, el sistema económico se encuentre en una situación de rentabilidad normalizada.

—¿Qué objetivos tiene Banco Sabadell para España?

— Tenemos un objetivo global en España que es hacer crecer nuestra cuota de mercado. Hablamos de una cuota, en términos sintéticos, que tienda al 10%, que por cierto Sabadell ya supera en las zonas donde tiene una presencia secular.

—En la actualidad, ¿qué mercados presentan las mejores oportunidades para el pequeño inversor?

— El pequeño inversor se enfrenta a una decisión importante; mantenerse en la posición del rentista, con su capital protegido y viviendo de sus rendimientos, o —por exigencias de los tipos de interés cercanos al 0— transformarse en un inversor. Las dos son opciones legítimas, con ventajas e inconvenientes. La primera, con tipos de interés cercanos a cero, no garantiza grandes beneficios. La segunda opción es invertir a medio y largo plazo, diversificando la cartera también en activos de riesgo y ahí sí que se pueden esperar rentabilidades razonables.

—Desde hace año Sabadell apoya un sector tan importante para León como es el primario. ¿Va a seguir con esta política la entidad?

—Es una de las especialidades competitivas españolas y es recomendable entenderlo así, porque en un mercado único europeo constituye un sector de actividad importantísimo y con unas necesidades de financiación que Banco Sabadell tiene toda la intención de posicionarse para atender.

—¿Qué errores no deben cometerse en el futuro para evitar otra crisis?

— La economía y la vida son ciclos, así que pretender que en adelante la naturaleza cíclica de las cosas no se manifieste es una aspiración legítima, pero nada más. El ciclo de esta crisis vivida demuestra que los mecanismos de estabilización han funcionado. La cosa podría haber sido mucho más difícil, con problemas serios si no se hubiese manejado con los mecanismos de seguridad que se han empleado. En España la crisis ha sido de modelo económico, con exceso de dependencia del sector inmobiliario y exceso de endeudamiento de empresas, familias y Gobierno. Abusos que no deben repetirse. El problema de sobreendeudamiento de empresas y familias se está corrigiendo, había que empezar a corregir el del sector público con nuevas reformas y un contexto de crecimiento que permita realizarlo sin esfuerzos que parezcan imposibles.