El resultado tendrá peso en la calificación final de etapa

Para obtener el título de Secundaria y Bachillerato, los alumnos deberán aprobar tanto las asignaturas cursadas —dos pueden tener calificaciones negativas aunque no pueden ser Lengua y Matemáticas a la vez en el caso de la ESO— y superar también la reválida con las 350 preguntas tipo test a la que tendrán que enfrentarse al final de las dos etapas. El peso de las pruebas será diferente en Secundaria y en Bachillerato. Mientras que en la ESO la media de las calificaciones numéricas obtenidas en las asignaturas cursadas por el estudiante tendrá un peso del 70% y la reválida un 30%, en el caso de Bachillerato la ponderación será 60% y 40%.

Según consta en el borrador que el ministerio ya ha presentado a las comunidades autónomas, las pruebas de estas dos etapas evaluarán la competencia en comunicación lingüística, matemáticas, competencias básicas en ciencia y tecnología, en sociales y cívicas, en el sentido de la iniciativa y el espíritu emprendedor y la competencia de conciencia y expresiones culturales.

Lo que aún no se ha puesto sobre la mesa es la Prueba de Acceso a la Universidad o la selectividad, ya que este examen como tal desaparece y, según la reforma planteada por el ministro de Educación, José Ignacio Wert, será cada centro universitario el que decida la prueba que deberán pasar los estudiantes para acceder a las titulaciones que oferta y el ministerio no entrará a decidir cómo tendrán que ser, pudiendo elegirse entre exámenes, entrevistas o cualquier otro modelo.