Diario de León

INVERSIONES EN LEÓN

El Ferral y La Virgen acogerán el primer batallón español de aviones no tripulados

La nueva unidad arrancará después del verano con 150 militares formados para mantener y pilotar los drones

Los militares del Ferral ya han realizado en León sesiones de vuelo y mecánica con los drones

Los militares del Ferral ya han realizado en León sesiones de vuelo y mecánica con los drones

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A. CALVO | LEÓN
León

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Las condiciones del espacio aéreo leonés y las características de la provincia han llevado al Ejército a elegir a León como base para el primer batallón militar español de RPAS o aviones dirigidos remotamente, conocidos también como drones de Clase 2. Son aparatos de gran tamaño y con gran capacidad de vuelo que servirán de apoyo a los grupos de Tierra, aunque operarán desde la base del Ejército del Aire en La Virgen del Camino, con lo que estarán repartidos entre esta base y la de Conde de Gazola, de El Ferral, donde estará ubicado. Su sede física estará en León, pero el batallón dependerá del Regimiento de Inteligencia de Valencia, desde donde se desplazará el jefe de la unidad. Los drones son «un elemento para obtener información e imágenes único» que aporta seguridad a la misiones del Ejército de Tierra, al convertirse en una avanzadilla que garantiza la ausencia de riesgo para el desplazamiento de las tropas y los convoys.

Fuentes militares han confirmado que esta nueva unidad tecnológicamente avanzada, la primera en España de estas características, arrancará en el segundo semestre de este año con 150 militares cualificados y formados para operar, mantener y pilotar los drones. El batallón dispondrá de un mínimo de cuatro vehículos, que ya cuentan con más de cinco mil horas de vuelo durante las misiones que realizaron en Afganistán, tanto con los militares de El Ferral como con los valencianos, que hicieron rotaciones para apoyar con estos vehículos a las fuerzas terrestres españolas, italianas y estadounidenses, destinadas en la misma base.

Los cuatro aviones tripulados remotamente, traducción de las siglas RPAS como se les conoce en el sector, tienen una envergadura de hasta diez metros, pesan más de 250 kilos y es preciso cuatro militares para moverlos, su techo de vuelo supera los tres mil metros y su alcance supera los 400 kilómetros. Las cámaras que portan sirven tanto para transmitir información durante el día como durante la noche, ya que cuenta con infrarrojos. Las condiciones de estos vehículos les obliga a despegar desde una pista de vuelo, «porque son como verdaderos aviones aunque su piloto está en tierra», apuntan las fuentes militares consultadas.

La matriz de este batallón está en Valencia, aunque el grueso de los 150 militares que lo conformarán serán de la base Conde de Gazola de El Ferral, donde ya trabajan con un dron, aunque de menor tamaño y conocen los nuevos vehículos por la misión en Afganistán. Está previsto que hasta una decena de sus integrantes salgan del Regimiento de Inteligencia de Valencia, a las que se sumarán vacantes para completar la unidad. Su formación arrancará con cursos específicos de inglés, a los que se sumarán especialidades de mecánica, pilotos, seguridad de vuelo y seguridad de la carga de pago, que es como se denomina en el argot a lo que transporta el vehículo, que en este caso son cámaras de reconocimiento. Los cursos se harán en León, Madrid, Valencia o Salamanca y también habrá especialistas en normativa civil. En septiembre ya están listos para operar.

«León es un pequeño paraíso para este campo», apuntaron las fuentes consultadas. Además de las condiciones aéreas, se suman el Instituto de Aeronáutica de la Universidad de León, muy implicado en el desarrollo de los drones, o la vinculación con el Inta y con Indra, que también darán soporte tecnológico y empresarial. «Nos podremos beneficiar todos», añaden los militares, que suman a su carácter castrense la capacidad de apoyo, por ejemplo, a la Unidad Militar de Emergencias en sus operaciones o a la Guardia Civil para la detección de focos de incendio, aportando las coordenadas para intentar localizar a los incendiarios.

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