El gobierno municipal más solo de la historia

Nunca se habrá quedado más corto. Ni más solo. Sea cual sea al final la decisión de Ciudadanos, el Ayuntamiento de León entrará el próximo sábado, bien con el popular Antonio Silván o con el socialista José Antonio Diez, en el periodo de gobierno con los apoyos más reducidos e inestables de toda su historia, después de que tanto la formación naranja como León Despierta y León en Común hayan asentado que, a pesar de que podrían apoyar la investidura de uno de los dos aspirantes, en ningún caso entrarán en el equipo de gobierno municipal. Ahí, se quedarán solos los 10 concejales del PP o los 8 del PSOE. Sin más. Y con el resto del arco político abierto a suscribir o vetar en cada ocasión los acuerdos y proyectos de quien asuma el bastón de mando del consistorio de la capital leonesa para los próximos cuatro años. Cada proyecto, necesitará un pacto diferente.

El escenario sólo tiene un precedente: el mandato de Morano de 1991 a 1995, cuando gobernó en mayoría simple, pero con 13 concejales y el apoyo de José María Rodríguez de Francisco, avalado por el Pacto por León. Pero la actualidad no se puede asemejar a cualquiera de los 8 gobierno de coalición que se han sucedido en el Ayuntamiento en el último periodo democrático. Unos acuerdos en los que incluso se llegó a sentar a la misma mesa del equipo de gobierno a siglas tan dispares como Alianza Popular, CDS y PSOE, dentro del llamado Pacto Cívico que se suscribió para echar de la Alcaldía a Juan Morano. Incluso entonces, la suma de fuerzas políticas se sustanció en un programa conjunto de gestión, sin abandonar al partido mayoritario a que gobierne a expensas de la voluntad del resto en cada momento.

El modelo de funcionamiento que se abre a partir del sábado, que es la fecha marcada para el Pleno de investidura, llega derivado por la entrada de las tres nuevas formaciones que han irrumpido con fuerza en el consistorio: Ciudadanos, con 4 concejales, y León Despierta (vinculada a Podemos) y León en Común (gestada desde IU), con 2 concejales cada una. Todas elllas han reafirmado que no sólo no entrarán en el equipo de gobierno y además insisten en que no harán «pactos globales», sino que apostarán por «acuerdos concretos uno por uno», como defiende la cabeza de lista de la formación naranja, Gemma Villarroel. «Queremos participar activamente, pero eso no quiere decir que vayamos a apoyar en todo a quien gobierne», apostilla.

El voto de Villarroel es determinante. Con su apoyo expreso al PP o con el voto a sí mismos en la sesión de investidura propiciarían la Alcaldía de Antonio Silván, mientras que para aupar al socialista José Antonio Diez tendrían que darles sus cuatro votos y que se sumen además León Despierta o León en Común, aunque estos últimos ya han insistido en que descartan entrar en un acuerdo a tres bandas en el que esté Ciudadanos.

Este convencimiento de no entrar en el equipo de gobierno deriva además en que el partido que se haga con la Alcaldía tendrá que diseñar un esquema condensado de concejalías. En la actualidad hay 14 áreas de gobierno y, en los mandatos anteriores, no se ha bajado de 12, con el alcalde liberado de tener que emplearse en una parcela concreta. El PP con 10 o el PSOE con 8 deberán repensar el reparto y unir funciones bajo el mando de un mismo concejal. Un puzzle que cuadrar en el que se trasladará además a las comisiones informativas: donde ahora hay nueve miembros tendrán que caber, para guardar la representatividad de fuerzas, al menos 15 sillas, con sus consiguientes dietas de asistencia.