Diario de León

Los productores de Cecina de León alertan del aumento del fraude por el descontrol del sello

En los dos últimos años empresarios de la IGP han puesto en el mercado más piezas sin etiqueta de calidad que las que han llevado al Consejo para certificar.

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a. g. puente | redacción
León

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Que los propios socios integrantes de la IGP hayan puesto en el mercado en los últimos dos años más producción de cecina sin avalar por el consejo regulador que la certificada con la etiqueta de calidad habla por sí mismo de la brecha sin precedentes que se ha abierto en el seno de esta entidad. De las algo más de 101.000 piezas con sello de 2012 a las 60.000 de 2014.

La división entre los industriales que siguen pujando por la ortodoxia de la certificación ligada únicamente a las cuatro piezas homologadas por la etiqueta (babilla, tapa, contra y cadera) y los que apuestan por otro tipo de elaboraciones para incluir en la normativa se ha ido ahondando durante este mismo tiempo. De hecho, hubo productores que a lo largo de la vida de este sello de calidad se han ido de la IGP por estar disconformidad con la reglamentación limitada a las cuatro piezas mencionadas.

Los industriales que se niegan a modificar las reglas del juego, que han estado vigente durante dos décadas, alertan del aumento del fraude en la marca. «Las piezas al margen de la IGP aumentan el riesgo de gato por liebre, incluso aunque haya más controles. Y eso es malo para todos».

Estos controles son fundamentales a la hora de avalar la calidad del producto, aunque también es esencial en esta misión la propia conciencia de los propios productores, es decir, su autorregulación para evitar la picaresca en el mercado y no permitir que sus piezas no certificadas se vendan como Cecina de León.

También la propia labor de promoción, que tiene el Consejo Regulador de la Cecina entre sus principales misiones encomendadas por los socios, corre el peligro de que a su amparo se difunda producto de otro tipo de elaboraciones por ahora no amparadas dentro de la IGP.

Ante la crisis abierta en esta etiqueta de calidad tras la dimisión en bloque de su junta directiva, la Junta nombrará en breve una gestora que estará integrada por la directora técnica del Consejo Regulador, dos industriales y un representante de la autonomía.

Y ante la polémica surgida, una de las empresas integrantes del sello de calidad, Cecinas Pablo, remitió un comunicado en el que apuntan la necesidad de un sello que promueva la cecina de calidad, «pero que no sirva de paraguas para la comercialización de cecinas de inferior calidad al amparo de un sello que no merecen, y con la confusión que crea en el consumidor». Apuestan por revisar las normas «protegiendo la cecina de calidad de otras de menor curación y peores, y realizándose el marcaje al final del proceso, y no en la entrada en fresco».

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