Un corredor de fondo a por un quinto mandato

Juan Vicente Herrera (Burgos, 1956) afrontará en las próximas semanas su quinta investidura como presidente de la Junta de Castilla y León, tras 14 años de acción política que han tenido como protagonistas el diálogo social, el apoyo a la familia y las políticas de población y ordenación del territorio.

Además, su labor en el Gobierno autonómico ha tenido que hacer frente a un difícil contexto en estos últimos cuatro años, marcados por la recesión, el paro, los recortes y las demandas de regeneración democrática.

Herrera, que aspirará a la reelección la próxima semana como jefe del Ejecutivo autonómico, llegó a la Presidencia de la Junta, en sustitución de Juan José Lucas, en marzo de 2001. El dirigente popular considera que ha cumplido lo prometido hace cuatro años en su discurso de investidura, cuando la crisis ya había golpeado el país, por su apuesta por la recuperación económica y el empleo, la cohesión social y calidad de los servicios públicos, la construcción de la Comunidad y la mejora del trabajo político y compromiso con la regeneración política.

El procurador por Burgos y portavoz del Grupo Popular en las Cortes que se convirtió en presidente de la Junta, sorprendió en su primer discurso de investidura con dos ejes nuevos para el Gobierno del PP en la Comunidad: la despoblación, con lo que reconocía un problema que hasta entonces se había negado, y la necesidad de fortalecer el sistema financiero, ya entonces habló de una integración de las cajas.

Defensor apasionado del Estado de las Autonomías, entiende que el autonomismo útil es una seña y la esencia de la propia configuración de las comunidades como Castilla y León.

En los últimos meses, la solución del problema del cárbon ha sido el principal eje de las negociaciones de Herrera con el Ejecutivo central, unas relaciones que durante los cuatro últimos años han estado teñidas de fuertes desencuentros, pese a la coincidencia de color político. El último, la petición de dimisión del ministro Soria.