meditando la locura por el yoga
La oferta de esta actividad en León es cada vez mayor y diversa. El Centro Victoria, La Habitación de la Condesa, la Asociación Mundo Wellnes y el Centro Integral de Yoga se centran en diferentes variantes de esta disciplina como el ashtanga, vinyasa, o el hot yoga, aunque todas ellas parten de los mismos preceptos.
Hot yoga, ashtanga, vinyasa e incluso yoga en aguas termales son algunos de las diferentes variedades que se pueden practicar en León. Sin duda, ésta se ha convertido en la actividad de moda ya que cada vez son más los que deciden comenzar a cuidarse de una manera diferente. Y por supuesto los leoneses no iban a ser menos.
Aunque esta actividad para muchos es solo una moda pasajera, cada vez son más los adeptos que no se saltan una clase. Otros, lo consideran demasiado complicada debido a las posiciones (ashanas) de equilibrio que todo el mundo cree que se realizan, pero nada más lejos de la realidad.
Básicamente consiste en una serie de técnicas mentales y físicas que ayudan a preservar y mejorar la salud. Con estas premisas, ¿a quién no le apetece al menos intentarlo? No hay que ser contorsionista, es totalmente accesible para cualquiera, ya seas una veinteañera y necesites despejar la mente, o ya peines canas. Cada uno avanza a su ritmo sin necesidad de adoptar posturas imposibles.
Desde el Centro Victoria y de la mano de Óscar Montero, su instructor, llevan más de 15 años dando a conocer el yoga en nuestra ciudad y no parece que se vayan a detener ahora. Entre sus diversas variantes, aquí se han centrado en el ‘ashtanga’ y el ‘vinyasa’. El primero de ellos consiste en una práctica más dinámica. «Las posturas se realizan en un suave y continuo movimiento, sincronizado con la respiración. La intensidad del ejercicio se ajusta a las necesidades y capacidades individuales», asegura Montero. Y el segundo, es la práctica de yoga más completa y entre sus beneficios se encuentran reducir los dolores articulares y mejorar la postura y el control corporal.
Por su parte La habitación de la Condesa, además de las dos especialidades anteriores también ofrece una nueva: el hot yoga. Su nombre ya nos da una pista de alguna de sus características, y es que se practica a 42 grados. Sí. 42. ¡Que nadie se lleve las manos a la cabeza todavía! «Esta temperatura ayuda a mejorar en la circulación sanguínea y a aliviar dolores crónicos por lesiones o malos hábitos posturales», comenta Lucía Rodríguez, la profesora. «Suele ser gente más joven que se quiere poner en forma o que lo utiliza como complemento de otras actividades como el running», explica.
Es este caso otra gran diferencia estriba en que son grupos mucho más reducidos, de entre seis y diez personas. Son un centro mucho más pequeño, aunque yo diría más bien, acogedor. «Procuramos ofrecer un ambiente cómodo y seguro para posibilitar el relajarte completamente y liberarte de las tensiones. Un espacio donde puedas desconectar del ritmo del día a día para procurarte una recarga de energía y obtener un equilibrio físico y mental», continua Lucía.
Cristina Pérez, instructora desde hace más de 20 años, imparte clases en la Asociación Mundo Wellness y presenta, además de las tradicionales, otra alternativa. En este caso olvídate de las esterillas y cualquier cosa remotamente similar que se te ocurra. Ya que la acción tiene lugar en el agua. Consiste en la práctica de técnicas específicas del yoga pero en una zona termal. «Buscamos aportar a las personas equilibrio físico, mental, emocional y energético», aclara Cristina.
Que nadie se piense que esta es solo una disciplina para mujeres, ni mucho menos, aunque sí que es cierto que son mayoría, cada vez son más los hombres que se animan. «Además son muy constantes, se lo toman muy en serio y lo cogen con muchas ganas», afirma.
A este centro acuden con frecuencia mujeres embarazadas. «El año pasado incluso hicimos clases especificas solo para ellas durante el último mes de embarazo pero en sesiones privadas. Para ello utilizamos cuencos tibetanos y cuencos de cuarzo cuyo sonido estimula al bebé y las madres notan como se relaja», asegura, antes de añadir. «Fue una experiencia magnífica».
Una última parada en el camino la haremos en el Centro Integral de Yoga junto a su profesor Emilio Marzalpiriz. «Es una actividad que se adapta a las personas». Y aunque se practica en grupo de alguna forma, las lecciones son personales. «Es como una terapia que tiene que adaptarse a la problemática de cada una, dependiendo si es algo físico o psicológico». Para todos aquellos que aún se muestren reacios a probarlo durante las clases se trabaja además de en las posturas, que se adecuan al nivel que se tenga, la respiración y la meditación, ya que todas ellas están relacionadas. Incluso los más jóvenes pueden practicarlo. «Tenemos yoga para niños, en las que se adapta por completo a ellos. Con ejercicios que les resulten entretenidos pero sin perder la esencia de esta práctica», asegura.
Aunque existen muchas clases, todas ellas tienen la finalidad de proporcionar buena salud y vivir de forma feliz. Entre ashanas, respiraciones y meditación transcurre el día a día de estos profesionales que nos han abierto las puertas a un mundo desconocido, para unos, y cada día más querido, para otros muchos.
sandra alija