Diario de León

HISTORIAS DE LA PUBLICIDAD

emblema de la carretera

León cuenta con dos de los toros de Osborne más antiguos de españa. Están en Cuevas de Valderrey, en la antigua n-VI. En total hay cuatro en la provincia.

La protesta de Felipe Zapico. El toro de la carretera estuvo a punto de desaparecer cuando se prohibió la publicidad en las carreteras. A finales del siglo pasado, Jose Borrell quiso retirarlos como si fuesen un anuncio más. Entonces, desde Televisión de

La protesta de Felipe Zapico. El toro de la carretera estuvo a punto de desaparecer cuando se prohibió la publicidad en las carreteras. A finales del siglo pasado, Jose Borrell quiso retirarlos como si fuesen un anuncio más. Entonces, desde Televisión de

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Repudiado por algunos, porque representa la imagen de un toro, y eso lo asocian a la defensa de los festejos taurinos, menospreciado por otros, que lo redujeron a un simple cartel publicitario, y engrandecido por quienes tienen algo más de cabeza, como uno de los iconos de la publicidad española, cuatro Toros de Osborne brillan con voz propia en la provincia de León.

Cuatro toros, cuatro, que forman parte del paisaje para quienes circulan por las carreteras leonesas: dos en Cuevas de Valderrey, en la antigua N-VI; un tercero en Astorga, subiendo el Manzanal, y un cuarto en Villalobar, por la N-630, en dirección a Benavente. Diseñado en 1956 por Manolo Prieto para una campaña publicitaria de Veterano, tal fue su éxito que Osborne los amplió a puntos estratégicos por toda la geografía española.

Dos de los que existen en la provincia de León, los de Cuevas de Valderrey, pertenecen a la primera hornada. Tienen 40 metros cuadrados de superficie y fueron instalados en 1958 sobre un soporte de madera, luego sustituido por otro metálico en 1962. Seis años después, en 1968, se colocó el de Villalobar y, en 1977, el de Astorga.

A los de Cuevas de Valderrey se les llama ‘novillos’ mientras los otros dos son ‘gigantes’. Y es que los de Astorga y Villalobar tienen una superficie mayor, de más de 150 metros cuadrados, y están formados por 70 chapas metálicas cada uno de 1,90 x 1,90 centímetros, que pesan cuatro toneladas y que se levantan sobre cuatro torres metálicas ancladas en hormigón. Instalar cada uno de estos dos ‘gigantes’ costó 200.000 euros de la época y fueron necesarios más de mil tornillos para ajustar las chapas.

No entremos en debates de toros sí, toros no. El toro de la carretera es un buen diseño y mereció el indulto.

Manuel C. Cachafeiro

tracking