Diario de León

HISTORIAS DE LA PUBLICIDAD

y en la noche de bodas... jarabe

Cuando no había televisión, ya había anuncios en los periódicos de esos que nos interrumpen en medio de los programas para tener más fuerza o mejor ánimo. Estos son algunos..

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Jalea real, ginseng... Son productos de hoy, pero ya hace un siglo la publicidad de los remedios ‘de última generación’ era un reclamo con gran tirón en los periódicos leoneses.

El elixir Callol era lo que había que tomar cuando faltaban las fuerzas, pero nada como el jarabe de hipofosfitos. El mejor regalo de boda, decían. Su anuncio lo decía todo: «En su nueva vida ha de encontrar la desposada un cambio radical». Valía para el decaimiento, la debilidad... «Verá desaparecer esas molestias, sus mejillas aparecerán rosadas, sus ojos adquirirán viveza y sentirá exuberancia de vida».

Estos dos remedios, el elixir Callol y el jarabe de hipofosfitos estaban aprobados por la Real Academia de Medicina, pero había muchos más.

Digestónico fue uno de los más famosos para el estómago. Acidez, dolores... «No tome productos que tengan sustancias que puedan ser peligrosas. Recurra siempre a los que usan para ancianos y niños de pecho».

Las enfermedades urinarias eran también una fuente inacabable de remedios. Sándalo Piza ofrecía mil pesetas al que presentara en sus oficinas otro producto que curara antes, «más pronto y radicalmente todas las enfermedades urinarias». Y algo en lo que coincidían todos en la publicidad: «No se fíe de las imitaciones».

Manuel C. Cachafeiro

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