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El lento adiós de las cabinas

La capital leonesa aún conserva poco más de medio centenar de teléfonos públicos en la calle y más de 300 en la provincia, pendientes del cambio de la ley en 2016.

Las cabinas están ubicadas en puntos de paso de gran número de ciudadanos, pero ya casi nadie las utiliza.

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A. Calvo | León
León

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Las cabinas de teléfono se han convertido en mobiliario urbano decorativo. El constante aumento de los móviles las han relegado al último plano y ya casi nadie recurre a ellas para hacer una llamada cuando está en la calle. Su número ha ido descendiendo considerablemente en los últimos años, llegando al 40% en los últimos tres. Según cálculos estimativos, actualmente en la ciudad de León quedan poco más de medio centenar de cabinas y unas trescientas en toda la provincia. Estos teléfonos públicos dependerán del cambio de normativa que llegará a finales del próximo año y que hasta ahora obliga a Telefónica —como heredera del servicio público— a ofrecer lo que se conoce como «servicio universal de las telecomunicaciones». La nueva ley podría provocar su desaparición o reducir su presencia aún más. En toda España hay actualmente 25.820 cabinas, de las que 1.506 se encuentran en Castilla y León.

Rentabilidad

Las cabinas rojas de Londres continúan teniendo su función como reclamo turístico, sin embargo en España su declive ha sido constante desde que en 1994 se produjera la liberalización de la telefonía de uso público y de los servicios móviles, cuyo crecimiento fue exponencial hasta la llegada del nuevo siglo. A ello se sumaron los locutorios y poco a poco las cabinas fueron pasando al olvido, siendo la mayoría de ellas deficitarias y sólo receptoras de grafitis incómodos y actos vandálicos que encarecen más su mantenimiento.

El reglamento del Servicio Universal de Telecomunicación obliga a Telefónica a mantener la telefonía de uso público, una oferta que también incluyeron algunos operadores aunque en la actualidad ha sido abandonada ante la baja rentabilidad. Telefónica está obligada a mantenerlas hasta diciembre de 2016 y está previsto que poco a poco vayan desapareciendo en su mayoría, como consecuencia también de su escaso uso.

En la década de los años 20 se instaló en España la primera cabina de teléfono en el madrileño parque del Retiro. Fue todo un hito. Muchos jóvenes hoy en día ni siquiera se percatan de su existencia y prefieren pedir un favor a un desconocido para realizar una llamada desde su móvil en un momento de urgencia antes que rascarse el bolsillo, localizar las monedas y realizar la llamada desde la cabina. A pesar de ello, la mayoría están adaptadas para los discapacitados y ubicadas en puntos estratégico y zonas de paso. También se pueden utilizar con tarjetas recargables, pero las cabinas se han convertido en un elemento simbólico de otro siglo que apura sus últimas horas pendiente de la nueva normativa.