TRIBUNALES
La fiscal y la defensa se enzarzan por la marihuana hallada en el piso de Triana
La presunta asesina de Carrasco rectifica: «Dije que la cambié por una pistola por no pensar»
El Ministerio Fiscal y la defensa de Montserrat González y Triana Martínez sostuvieron un intenso cruce de argumentos jurídicos para dar soporte a sus respectivas posturas, en la vista oral celebrada ayer para juzgar a madre e hija por un delito contra la salud pública, como poseedoras de 627 gramos de marihuana hallados en el registro domiciliario efectuado la noche del crimen de Isabel Carrasco.
Ni una sola vez se citó en sala la causa principal que mantiene a las dos imputadas en prisión. «El registro se autorizó en la investigación por la muerte de una persona», leyó el juez. «Mi madre se vino a vivir a mi casa porque yo tenía otro problema», aseveró Triana. «Vivía con mi hija porque estaba muy mal por otro asunto», explicó la madre. «No vienen a este juicio porque estén implicadas en otro caso de gran trascendencia», aseguró su defensa. Pero ni una sola referencia explícita.
Según jurisprudencia del Tribunal Supremo aludida por la fiscal, por encima de los 250 gramos no se puede alegar consumo propio. «Se acepta un máximo de 25 gramos diarios y diez días de almacenamiento». José Ramón García, letrado defensor de las acusadas, citó al menos media docena de sentencias de las Audiencias Provinciales de Cáceres, Segovia, Cuenca y León en sentido contrario: «Han sido absueltos acusados que tenían 20 y 27 kilos. Mis clientas no han sido sorprendidas traficando, no han tenido visitas de compradores en su casa, ni había balanzas ni elementos para la venta. ¿Cuál es la prueba de cargo?». Parte de la droga apareció en una bolsa de Carolina Herrera. Estaba dividida en siete paquetitos con anotaciones numéricas.
Dos cosechas
Montserrat reconoció en su interrogatorio los hechos: «Tenía la marihuana en casa de mi hija, pero nunca fue para traficar. Dije en mi primera declaración que la droga me la dio un amigo a cambio de una pistola porque a esas horas ya no estaba para pensar. Eran las tres de la mañana cuando me estaban interrogando. Triana me hizo las fotos delante de la plantación como me hace fotos en todas partes, pero las plantas eran mías. No lo conté antes para no meter a mi madre en el jaleo. Plantamos dos cosechas, la primera se estropeó y lo que se encontró procedía de la segunda».
Triana había declarado en primer lugar: «Mamá llevaba con dolores de espalda desde hacía cuatro o cinco años. Plantó la marihuana en Carrizo porque nos lo recomendó una amiga suya. Así nos salía más barato». Interrogada por la fiscal, la hija negó fumar «ni tabaco ni porros. Nunca». Acabado el juicio, le confesó a su madre: «Casi me pongo a llorar cuando me han preguntado eso».
La vista oral no modificó en exceso los planteamientos de las partes. La fiscal interesó una pena de dos años de prisión y 3.000 euros de multa para las procesadas. «Hay contradicciones en sus versiones en las diligencias previas. No hay una sola prueba médica que certifique la necesidad de consumir la droga con uso terapéutico».
Rechazó sus tesis la defensa, que exigió la libre absolución: «Las meras convicciones no bastan para condenar. No hay ninguna implicación de Triana y el hallazgo de la marihuana es casual. ¿Dónde están los elementos auxiliares para condenar a Montserrat? Con lo que hay, no se desvirtúa la presunción de inocencia y en ese caso hay que fallar a favor del reo».