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El comité de bioética debate en León cuatro casos al año sobre cuidados a enfermos terminales

Castilla y León no regula la muerte digna aunque dispone de un registro de voluntades con 1.300 testamentos de leoneses.

Pacientes en la unidad de cuidados intensivos del Hospital del Bierzo.

Publicado por
carmen Tapia | león
León

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El Comité de Bioética del Hospital de León debate una media de cuatro casos anuales sobre consultas que realizan los médicos para resolver conflictos éticos relacionados con los tratamientos que reciben los pacientes al final de la vida. No es un recurso muy utilizado por los trabajadores sanitarios, que optan por resolver sus conflictos morales sin recurrir a los miembros del comité, que en la práctica es un órgano de debate.

El caso de Andrea, la niña gallega de 12 años que sufre una enfermedad irreversible y para la que sus padres reclaman una muerte digna, ha reabierto en España el debate sobre la regulación que permita respetar la voluntad de las personas sobre los tratamientos y cuidados al final de sus vidas.

En Castilla y León no está regulada la muerte digna pero desde enero de 2008 funciona un registro de voluntades previas que recoge los testamentos vitales de quienes quieran decidir la aplicación de medidas extraordinarias para prolongar su vida ante situaciones, por ejemplo, de coma irreversible. El registro cuenta con 6.600 testamentos vitales, de los que 1.300 son de leoneses que ya ha dejado por escrito instrucciones para que los médicos no prolonguen su vida innecesariamente cuando su estado de salud sea irreversible.

Los catorce comités de bioética que funcionan en Castilla y León, entre hospitales y centros de salud, responden a una media de 22 preguntas anuales. Las reuniones se convocan cada dos meses y van más allá de las respuestas a las preguntas de los especialistas.

El comité de bioética del área sanitaria de León está formado por 17 miembros entre los que hay ocho médicos especialistas en cuidados paliativos, psiquiatras, neumólogos, otorrinos, internistas, anestesistas y médicos de familia. Enfermería también está representada en el comité, además de una licenciada en derecho, una trabajadora social, un sacerdote católico y un profesor de biología ajeno que es ajeno a la institución, como miembro lego.

El presidente del comité, Antonio Blanco Mercadé, anima a la ciudadanía a registrar sus instrucciones previas, lo que se conoce como testamento vital, un documento mayoritariamente femenino. El 64% de las personas que han registrado sus voluntades son mujeres y la media de edad está en los 56 años.

La muerte de un familiar cercano anima a firmar el testamento en el que las personas dejan constancia de cómo quieren que se les trate al final de su vida. Tras el incremento de los primeros años tras la entrada en vigor del registro, el número de testamentos ha caído casi un 20%.

Si el paciente entra en un estado vegetativo que lo incapacita para decidir sobre sus cuidados, los especialistas tienen la obligación de consultar el registro de la Comunidad, al que acceden telemáticamente. La firma del testamento vital libra a los familiares del peso de decidir sobre la continuidad del tratamiento en casos irreversibles.

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