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Antonio Garamendi. presidente de cepyme

«Hay parados estructurales que no van a emplearse, requieren medidas sociales»

Las pymes «son las últimas en volver al banquete» de la recuperación, y requieren flexibilidad en las relaciones laborales para ser competitivas. Reconoce que los sindicatos y la sociedad han hecho un enorme esfuerzo en la crisis, y exige estabilidad al gobierno que salga de las elecciones

Antonio Garamendi, durante su reciente visita a la Federación Leonesa de Empresarios.

León

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Antonio Garamendi (Getxo, 1958) reconoce que el esfuerzo de trabajadores y empresarios durante la crisis ha evitado que «esto ardiera en llamas», pero reclama flexibilidad y medidas para afianzar la incipiente recuperación. Muestra su preocupación por el desempleo estructural, para el que buscan medidas sociales.

—¿Perciben las pymes la recuperción económica?

—Las pymes son las primeras invitadas a salir del banquete y las últimas en volver a entrar. Los datos de Hacienda señalan que el 50% de ellas sigue en pérdidas. Es cierto que el nivel de confianza ha subido, que lo malo ha pasado, pero han cerrado 900.000 pequeñas empresas.

—El tamaño de la mayoría de las empresas españolas ¿es una debilidad o una fortaleza del tejido productivo?

—Las empresas son eficientes en sus dimensión adecuada. Hay empresas tecnológicas que funcionan mejor si no son muy grandes, o industrias de 50 empleados que generan más inversión que una constructora de 400. No puede hablarse de forma homogénea. Pero es verdad que a las pequeñas temas como la financiación o la innovación les cuestan más.

—Ha defendido la necesidad de abaratar más el despido, ¿con qué argumentos?

—No hablo de abaratamiento ni de libre despido, lo que digo es que las relaciones laborales tienen que entrar en una mayor flexibilidad, funcional y geográfica. De entrada y de salida. También hablo de transparencia en las empresas, porque los tiempos cambian. Pero el empresario no va a contratar si hay rigidez, porque no sabe cómo le va a ir.

—La negociación colectiva ha firmado un primer paso hacia la recuperación salarial. ¿Es hora de recuperar lo perdido?

—Una gran mayoría de pymes han logrado ser competitivas gracias a la moderación salarial. El poder adquisitivo se recupera ahora tanto por la subida en la negociación como por la inflación negativa. Lo importante es tener en cuenta la situación del sector, no a todos les está yendo igual. Ahora hay abiertas 4.000 mesas negociadoras.

—Sí plantea ligar los salarios a la productividad.

—Es el futuro, lo importante de una empresa es que sea competitiva. En las relaciones laborales vamos a tener que seguir trabajando en el diálogo de una forma ordenada, seria y leal. Ahora parece que hay que apartar a los sindicatos, pero tenemos que reconocer que hacen una labor social importantísima. En los años duros de la anterior crisis se perdían al año 200 millones de horas, y 4.000 millones de euros. En esta recesión, gracias a las mesas, a los trabajadores y a los empresarios, se han perdido 15 millones de horas y 300 millones de euros. Gracias a la sociedad civil esto no ha ardido en llamas, porque ha hecho un esfuerzo enorme.

—Las patronales son muy reivindicativas con los impuestos, que consideran un lastre para la recuperación. ¿Qué proponen?

—Lo primero, una reforma de la administración pública, porque muchos organismos se solapan. A las empresas nos ha tocado hacer ese adelgazamiento, las administraciones tendrían que hacerlo también. Respecto a la fiscalidad, empresarios y trabajadores cotizamos un 30% más que la media europea, y eso es una falta de competitividad. También hay que replantearse las pensiones no contributivas, que estamos pagando nosotros, y cuyo coste se ha más que duplicado. Hay que revisar a fondo la Seguridad Social, porque así no va a aguantar; y en cuanto a los impuestos, creemos que el tipo debería ser del 15%. Una señal para el ahorro y la inversión sería suprimir los impuestos de sucesiones y patrimonio, que castigan a la clase media. La unidad de mercado y la lucha contra la morosidad son otras de nuestras principales demandas.

—¿Ha comenzado a gestarse ya el nuevo modelo productivo, que tanto se ha demandado?

—De eso hablan los teóricos. La Unión Europea ya no se plantea el reto 20-20-20, sino el más 20: que el 20% del PIB sea industrial, que es el sector que genera más valor añadido y empleo estable y mejor remunerado. En España, sin la parte energética, está en el 13%. Ese es el cambio, pero tenemos que hacerlo cada uno.

—En este nuevo escenario parece que todos tienen que ser emprendedores, según nos han repetido durante la crisis.

—Creo que no. Cuantos más empresarios haya en una sociedad, mejor; pero el trabajador también tiene que ser un poco empresario, tener un concepto de empleabilidad, de valor y adaptación. El término emprendedor no me gusta. Eres empresario, no llamamos a las cosas por su nombre. Y la sociedad tiene que cuidar a los empresarios, porque son los que hacen que todo fluya, que se cree empleo, estabilidad y bienestar social.

—¿La formación también ha cambiado en este período, se ha adaptado a lo que necesitan las empresas?

—Está pendiente la formación dual, que en el País Vasco funciona muy bien. Lo que eran los aprendices son muy necesarios, y para muchos jóvenes sería una salida importantísima, son salarios muy interesantes. Hay muchos puestos cualificados que no conseguimos cubrir. Tenemos un plantel espectacular de ingenieros, pero los puestos intermedios son muy importantes, y eso hay que transmitirlo a la sociedad. En cuanto a la reforma de la formación continua, es en la única que no estamos de acuerdo con el Gobierno. Han hecho público el dinero que pagamos empresarios y trabajadores, 1.800 millones de euros al año, pero ese dinero debe volver a las empresas, que son las que conocen las necesidades específicas de formación de sus trabajadores.

—¿Cómo se crea empleo, y cómo para los jóvenes, mayores de 45 años, parados de larga duración...?

—Tenemos un convenio con el ministerio para ir incorporando a esa gente al mercado laboral, el empleo es la gran asignatura pendiente del país. Pero tenemos que admitir que va a haber parados estructurales, que habrá gente que no volverá al mercado. Y una parte de ese paro estructural es juvenil. Las patronales abogamos por establecer medidas sociales para paliar estas situaciones.

—Usted ha sido presidente de asociaciones de jóvenes empresarios, ¿tienen participación en las patronales, y convicción de la necesidad de asociarse?

—En todas las organizaciones empresariales hay jóvenes, y lo potenciamos. Estar juntos permite crear una red de relaciones para aprender y crecer juntos.

—De cara a las elecciones de diciembre, ¿cuáles son las esperanzas y los temores de los empresarios?

—Los empresarios no somos políticos, pero pedimos dos temas fundamentales: estabilidad y responsabilidad. Estamos en buen camino, no necesitamos cosas raras que preocupen a nuestros inversores y rompan este momento dulce, en el que somos el país que más crece de Europa.

—¿Cuáles son las expectativas a corto y medio plazo sobre la economía española?

—A corto tenemos una perspectiva de crecimiento del 3,3%, con una creación de empleo de un millón de puestos en dos años, el consumo aumenta, las exportaciones crecen de forma importante, en los bienes de equipo,... Las expectativas de corto son buenas. Hay que tener presente la deuda pública, hemos de ser capaces de cumplir los objetivos europeos porque eso es lo que nos va a dar credibilidad. No nos afectarán tanto los problemas internacionales como los internos, las elecciones de diciembre y el asunto catalán.

—¿Realmente cree que hubo un tiempo en el que vivimos por encima de nuestras posibilidades?

—Sí. Seguro. Clarísimamente. No hay ni que explicarlo.

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