LA OMS SENTENCIA LA CARNE PROCESADA
La alerta de la carne pone en guardia a un sector que mueve 100 M€ en León
Las empresas creen «excesiva» la alarma lanzada y temen su incidencia en las ventas.
Una pareja realiza sus compras en un puesto del mercado del Conde donde se venden productos cárnicos leoneses.
Productos tan señeros de la despensa autóctona como la cecina de vaca, la de chivo, la morcilla, el chorizo o el botillo, sabores que son prácticamente una religión en la dieta de los leoneses, están bajo la lupa de la Organización Mundial de la Salud, después de revelar un estudio que constata que la carne procesada es cancerígena y colocarla en el mismo lugar que el tabaco o la ingesta de alcohol con sus efectos nocivos. El documento difundido el lunes por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer ha provocado una gran preocupación con una reacción en cadena del sector en León, que considera este tipo de anuncios «totalmente alarmantes». Denuncian que estos avisos son letales para sus ventas, aunque están convencidos de que la repercusión «se frenará con el tiempo».
La industria de derivados cárnicos supone un pilar esencial para la agroalimentación de la provincia, con un movimiento anual cercano a los cien millones de euros, 20 de ellos del volumen de negocio de la exportación (centrada sobre todo en el cerdo y sus derivados). Estas cifras suponen prácticamente el 30% de la facturación global de los alimentos de todo tipo elaborados en León.
En la empresa de Ariana, Cárnicas Suárez, elaboran al año miles de kilos de alimentos procesados, entre chorizos, morcillas, hamburguesas, salchichas, cecina o jamón. «Nuestras elaboraciones se rigen por una normativa sanitaria que nos guía; ellos hacen la ley no se puede ahora crear una alarma social en una ciudad como la nuestra donde se consume muchísima carne de este tipo».
Trata de poner cordura en toda esta polémica y asegura que «obviamente no se pueden comer dos hamburguesas al día y creo que la gente es muy consciente de lo que un consumo abusivo de algo supone». Ariana admite que este anuncio de la OMS repercutirá en las ventas, «pero a la larga no irá a más». Y cree que la lupa para supervisar alimentos con peligro para la salud debe ponerse en las cadenas de comida rápida. «¿Qué demonios tiene esa carne que no se estropea días después de no estar refrigerada?».
Cárnicas Tavito, en Vegacervera, lleva décadas elaborando cecina de chivo, chorizo, longaniza y morcilla. Su propietario, Octavio González, explica que «unas rajas de chorizo o de cecina de chivo no pueden hacer mal a nadie; los de la OMS se han pasado un pelo y no nos pueden meter a todos en el mismo saco». Incide en que él sigue un proceso artesanal «con sal gorda, como se hizo toda la vida». Y reconoce que «claro que hace daño al negocio por eso creo que la educación gastronómica y enseñar a comer bien es muy importante».
Desde la IGP Cecina de León, uno de los miembros de la gestora actual, José Luis Nieto, apunta que su producto «no tiene por qué verse involucrado con este aviso sobre las carnes procesadas; lo nuestro es carne de vaca, sal y humo no tiene ningún tratamiento ni procesamiento, tampoco conservantes de ningún tipo».
El propietario de Cecinas Nieto insiste en que deben diferenciarse los derivados cárnicos naturales y artesanos de los procesados. «La cecina se lleva haciendo así toda la vida, desde hace 2.000 años y si a nuestros antepasados no les pasaba nada por qué nos va a ocurrir algo a nosotros, cuando ahora hay más controles que nunca. Estos anuncios revuelven las aguas, ya veremos cómo afecta a las ventas a partir de ahora».
