No es cerdo todo lo que reluce
La Asociación de Hosteleros del Barrio Húmedo recrea y escenifica la matanza en el tradicional barrio de San Martín, con un rito adaptado a las exigencias de la ley .
El despiece del animal, un rito ascentral que exige pericia y conocimiento.
Desde hace ocho años, matar un cerdo a cuchillo cuesta 600 euros. De multa. Eso dice la ley. Luego en la mayoría de los pueblos de la montaña leonesa (y de la ribera) se sigue la misma práctica de toda la vida. Pero ese es otro asunto.
Por celebrar San Martín con la matanza del cerdo de siempre y ajustarse a la normativa, la Asociación de Hosteleros del Barrio Húmedo recreó la ceremonia posterior, con el animal ya sacrificado de casa y menos parafernalia. Es por eso que hasta los niños pudieron sumarse a la tarea de elaborar chorizos y salchichones. Como toda la vida se hizo desde noviembre hasta febrero.
Decenas de curiosos se acercaron hasta la plaza de San Marcelo para comprobar que el rito sigue vivo por los siglos de los siglos, con y sin advertencias de la Organización Mundial de la Salud. «No comer sí que mata», advirtió un vecino de pensamiento agudo y estómago vacío, en lo que la espera se iba haciendo más larga de la cuenta, al tiempo que las chichas y la morcilla iban cobrando cuerpo.
Hoy sigue el asunto. La procesión de San Martín se anuncia para las 12.00 horas y a las 20.00 horas hay castañas para todo el mundo, ahora que los magostos toman la calle.
Dada la voluntad de la organización de dar a conocer las tradiciones y la cultura de la provincia, la iniciativa se anuncia reiterativa para los próximos años. Y la respuesta de la ciudadanía también, porque aunque no siempre va a brillar el sol del veranillo que da nombre a estos días en la misma forma que lo hizo ayer, sí habrá ganas seguro de repetir la experiencia. Para los mayores, porque la añoranza es sana en el fondo. Y para los menores, porque las cosas que están por descubrir son las más interesantes. Y el chorizo tiene mucho nutriente.