La Audiencia obliga al principal imputado por el crimen de Nava a las pruebas de ADN 11 años después

La Sección Tercera de la Audiencia Provincial ha estimado un recurso que obliga a someterse a las pruebas de ADN al principal imputado por el crimen de Navatejera, con el objeto de comprobar si existe relación entre su persona y alguno de los 29 pelos encontrados en el estudio de las ropas del cadáver que realizó recientemente el doctor Luis Frontela, forense contratado por los padres de Rocío Fernández Ameijeiras, impulsores del recurso que ha prosperado parcialmente en el Palacio de Justicia.

La Audiencia modifica la decisión inicial del juzgado de Instrucción número 3 de los de León de rechazar la propuesta de los padres de la víctima pero a la vez desestima la petición de que el progenitor y los hermanos del sospechoso se sometan también a una prueba para determinar si existen concordancias entre los pelos que aparecieron en las ropas de la joven fallecida y el perfil genético de la familia del acusado.

La familia Fernández Ameijeiras sospecha que o bien el principal imputado por el caso o alguno de sus familiares directos están cerca de la autoría del crimen, que se cometió hace casi once años. La joven, que se había quedado embarazada, salió de su casa el 21 de mayo de 2005 en compañía de su novio. «Habían quedado en ir a casa de su padre a ver cómo arreglaban el tema, porque él le había dicho a mi hija que no quería hacerse cargo del bebé». No regresó a su domicilio nunca más. Durante varios días permaneció desaparecida. Sus padres únicamente recibieron mensajes suyos a través del teléfono en los que les informaba de que se había ido a Madrid a buscar trabajo.

En un vertedero

Era falso. Dos semanas después apareció el cadáver de la muchacha en un vertedero de Navatejera. Lo encontró una persona que paseaba por la zona y lo halló en avanzado estado de descomposición. La Guardia Civil cree que la muerte se produjo el mismo día de su desaparición y que la persona que acabó con su vida fue quien envió los macabros SMS en los que se hacía pensar a los padres de Rocío que permanecía viva.

El caso estuvo a punto de cerrarse sin solución. Instrucción 3 decidió archivarlo por falta de pruebas pero la Audiencia estimó un recurso de la familia y obligó a reabrirlo.

Otro imputado

Existe un segundo imputado, un vecino de Villablino. Pero los Fernández Ameijeiras están convencidos de que no tuvo nada que ver con el caso. «Este no ha tenido problema en someterse a todas las pruebas que le han pedido y no se ha negado a nada», afirma la familia. «Sabe que él no tiene nada que esconder y por eso colabora». Los padres de Rocío contrataron al doctor Frontela para que se hiciese cargo de la dirección médica de la investigación para la acusación particular. Tras un minucioso estudio de las pruebas obrantes y de las piezas de convicción, realizó nuevos hallazgos de corte biológico que ahora se están estudiando. El más importante es del de los restos capilares. «Frontela nos ha dicho que de los 29 pelos que han aparecido, seguro que no menos de seis son de la persona que acabó con la vida de mi hija», explicó a este periódico Baldomero Fernández, el padre de la víctima. «Si yo tuviera tan seguro acertar a la lotería como adivinar quién mató a Rocío, yo ya era millonario», manifiesta habitualmente de una forma muy explícita. Lo ha repetido en varias ocasiones.

El hallazgo se produjo hace ahora un año y en todo este tiempo, la batalla legal se ha centrado en exigir la realización de las pruebas, por parte de la acusación particular y en argumentar su falta de procedencia por parte de la defensa.

Frontela se sumó al procedimiento en noviembre de 2013 contratado por la familia de la víctima. Es conocido por su participación en la resolución del crimen de las niñas de Alcasser y a nivel leonés también ha participado en los informes forenses que solicitó el recluso de ascendencia leonesa David Villafañe en torno a su inocencia respecto al crimen de su compañera sentimental, por el que cumple condena en el País Vasco desde 1998.