GENTE DE AQUÍ
Una Felicidad de 105 años
La vida sonríe a una centenaria. leonesa con salud de hierro
Felicidad García, 105 años. Su estado de salud, aunque bueno, ha impedido una celebración de cumpleaños multitudinaria debido a su avanzada edad, como se ha hecho en otras ocasiones. «Tiene una salud de hierro, aunque los años pasan factura y no se acuerda de algunas cosas, pero solo toma un paracetamol al día», asegura Ramón, nieto de Felicidad. Sin embargo, estuvo acompañada por sus cinco hijos —Antonio, Joaquín, Fausto, Marce y Ramón—, doce nietos, diez biznietos y otros dos más que vienen en camino. «Ya no está tan espléndida por lo que decidimos realizar la fiesta en la residencia», afirma Ramón Prieto. También estuvo rodeada por los residentes del centro y por los profesionales que allí trabajan. Y, cómo no, tuvo la oportunidad de apagar las velas de su tarta de cumpleaños que muy solícita se animó a soplar. Con apenas 18 años llegó a León, tras abandonar Santibañez del Bernesga, en busca de una vida mejor, ya que procedía de una humilde familia de agricultores. Pasó sus primeros años sirviendo en las casas de gente pudiente de los barrios de San Martín y Ordoño. «Fue entonces cuando conoció a mi abuelo, Gabriel Prieto, y se casaron con muy poco. Eran gente humilde. Con lo poco que cobraba pudo comprarse unas medias para casarse. Eso ya era un lujo en la época», comenta su nieto. «Tenía 30 años cuando pasó por el altar, en una ceremonia sencilla y a la que solo acudieron ellos dos. Permanecieron juntos toda una vida, durante 57 años, hasta 1997 cuando mi abuelo falleció».
Tras casarse se trasladó al caserío de Guerra, situado en la Candamia, donde su marido trabajaba de guardés. Felicidad se dedicó a criar a sus hijo y ayudar a su marido en las labores del campo que tenía que realizar en la finca. Y dice que fue muy feliz.