Cuatro propietarios
Fundada por Adriano Alcorta en el siglo XIX, le sucedió su sobrino Eusebio Araú y cuando éste falleció en 1935, su viuda Sira Sampedro, que vendió a Buenaventura Santos en 1952 por 250.000 pesetas. En 1955, José González Morán, ayudado de Eleuterio Nistal Luengo, lo adquirió en 800.000 pesetas.