Diario de León

LA NOCHE MÁS MÁGICA | león

Los Magos fueron tres, los Reyes varios miles

León se echa a la calle para disfrutar de la cabalgata previa a la noche mágica, marcada por la ilusión de los más pequeños.

Los tres Magos de Oriente, instantes después de adorar al niño en el portal del Belén de la Plaza de San Marcelo.

Los tres Magos de Oriente, instantes después de adorar al niño en el portal del Belén de la Plaza de San Marcelo.

León

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Pasarán más de mil años, muchos más (estribillo facilón, es cierto) pero las caras de ilusión de las niñas y los niños leoneses cada 5 de enero no tendrán fecha de caducidad, así vengan generaciones a esgalla. Y el secreto mejor guardado (hasta los diez años como mucho) seguirá a buen recaudo mientras no haya hermanos mayores con aviesas intenciones o amigos perversos prestos a poner fin al Reino de la Fantasía.

León salió a la calle otra víspera de Reyes a festejar la llegada de los Tres Magos. Melchor, con querencia a los gabinetes de alcaldía, Gaspar, muy metido en los asuntos de las asociaciones vecinales y Baltasar, que después de la paliza de ayer se irá de vacaciones a Senegal, se metieron en faena pronto. No hubo agua. Frío, a dolor. El de las puntas de los dedos, que se congelaron esperando la llegada de la comitiva.

Abrió el cortejo el muñeco animado de los alemanes de Dundú, un prodigio de coordinación y luces. Siguieron las moriscas de la corte de los Reyes y la pirotecnia de Kull d’ Sac. La cabaña de pastores leoneses presentó a sus mujeres leonesas tradicionales y los carros engalanados hicieron del 5 de diciembre un 5 de octubre nostálgico. Hasta ramo leonés llevaban.

A toda pastilla

Pasó el portal de Belén a rimo de Fórmula 1. Fue por llevar la contraria al desfile en general, lento y a veces cansino en el paso. Irrumpieron las Tebaidas plateadas que en versión infantil lucieron las coreografías del Club Ritmo. La nutrida corte de Melchor no tiró caramelos: los arrojó por momentos. Gaspar hizo gala de un ritmo envidiable y a Baltasar le salió la vena del ritmo enrollado. Hasta se dedicó a la interacción con el público. Un crack.

Antes habían pasado una suerte de huevos Fabergé y después el jaleado Club de Patinaje de Villaquilambre. Unas horas más tarde y hubieran hecho el patinaje sobre hielo...

E. Leclerc, el sueño de una noche de Reyes y la carroza de carbón fueron cerrando el cortejo. El tren turístico, el bus escoba y los sempiternos vendedores de globos de colores (igual que en Semana Santa) pusieron el cierre a la procesión infantil. Luego se hizo de noche y costó conciliar el sueño porque las ilusiones y los nervios estaban a flor de piel. También entre los niños.

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