EL JUICIO POR EL CRIMEN DE ISABEL CARRASCO
La refriega baja al barro
El fiscal deduce testimonio a una testigo y otros dos denuncian irregularidades.
Crucial la fase del juicio que se desarrolla esta semana, la refriega y el tono de crudeza en que se mueve la vista oral estos días se resume en el parte de guerra: otro testimonio deducido y dos denuncias de irregularidades en el procedimiento de instrucción. Es el balance de la jornada de ayer.
El Ministerio Público solicitó que se encause por falso testimonio a la profesora del taller de manualidades al que acudió Gago la tarde del crimen: «Ignoro que Raquel dijera que se había quedado dormida. Fui un poco presionada por la jueza que me hizo el interrogatorio. Me repitieron tantas veces y con tanta presión que no supe ni lo que dije. No firmé mi declaración ni la leí», explicó para estupor del representante del Ministerio Público.
No fue el único caso. El letrado que asumió la defensa inicial de Triana, se rebeló igualmente: «La única irregularidad que aprecié en la declaración del juzgado fue el tono en el que el señor fiscal interrogaba y cómo hacía sarcasmos hacia todo lo que decía Triana. Protesté y eso debe de constar, no sé por qué no se hizo. Simplemente pedí que el tono fuera distinto, no quise darle más importancia en ese momento», repuso cuando Emilio Fernández no lo había hecho constar en el acta de declaración.
«Dije que no me extrañaría que Raquel y Triana fueran pareja pero eso tiene un matiz. Nunca he encontrado signos de afecto en Raquel ni hacia mujeres ni hacia hombres», protestó el compañero de patrulla habitual de Gago para explicar que desde su punto de vista «la jueza (de instrucción) lo enfocó con mala intención. Yo repetí que había que ser muy cauto».
Con todo, el magistrado presidente ya tiene dos casos sobre la mesa para decidir si deduce testimonio. En caso afirmativo, el policía jubilado y la profesora de ayer se exponen a penas de prisión que van de seis meses a dos años, en caso de que se compruebe que mintieron de forma deliberada. No es previsible que se llegue a ese extremo. Y puede que ni siquiera se ordene la apertura de la causa. Pero es un aviso a los demás...