LEONESES EN PRISIÓN
‘Mulas’ de León en prisiones lejanas
Seis de los siete encarcelados de la provincia en el extranjero cumplen condena por tráfico de drogas. La Junta y la Fundación +34 se alían para proporcionarles ayuda en los consulados
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A. G. Puente | redacción
Tienen entre 25 y 40 años, están condenados por tráfico de droga —fundamentalmente cocaína y hachís— y cumplen fuera del país penas de cárcel de seis a nueve años. No tenían una biografía como delincuentes hasta que la difícil situación económica ahogó sus vidas y se vieron empujados a buscar dinero rápido para salir de apuros graves. De clase media, acabaron como mulas de la droga con una maleta llena por la que cobraban entre 5.000 y 10.000 euros por cargamento entrado en España desde Latinoamérica o transportado en su camión hasta el norte de Europa. Es el perfil medio de los siete leoneses que en estos momentos están encarcelados en prisiones lejanas, según los datos de la Fundación +34, una organización privada altruista que presta ayuda humanitaria y defensa legal a los presos españoles en penitenciarias de todo el mundo y ayuda a los compatriotas en situación de desamparo. Todos, menos uno (el encarcelado en Reino Unido) está en prisión por las drogas.
El consejero de Presidencia de la Junta, José Antonio de Santiago-Juárez, acaba de rubricar con esta organización un acuerdo para mejorar la atención de los 31 castellanos y leoneses encarcelados por el mundo a través de los consulados.
Cuatro de los presos leoneses por tráfico de droga viven recluidos en penales de Hispanoamérica: Perú, Colombia y Brasil, todos ellos con tres características comunes, saturados, peligrosos e insalubres. «El principal problema es el hacinamiento, están al 200% de su capacidad, el control está en manos de las mafias de presos y la vida allí dentro no vale nada», explica el presidente de la Fundación +34 en Castilla y León, Javier Casado.
Las nulas condiciones higiénicas propagan, relata, enfermedades letales como la tuberculosis, la principal causa de mortalidad entre la población reclusa, después de los actos violentos. «En Colombia y Brasil todavía es peor, en el primer país por mayor hacinamiento y en el segundo por la violencia de las bandas de sus prisiones».
En el caso de los leoneses condenados en cárceles de Europa por droga (uno en Francia y otro en Alemania), Casado remarca que se trata de transportistas que traficaron con hachís desde el sur de España al norte del viejo continente, utilizando sus camiones como camellos. «En estas prisiones la situación es bien diferente y conseguir los traslados a España es más rápido y sencillo gracias al Acuerdo Marco de 2010 que permite que un juez de León, por ejemplo, solicite un traslado directo a uno de Francia».
La Fundación trabaja, a través de los consulados, en asesorar legalmente a estos presos leoneses, con el objetivo de conseguir su traslado a prisiones españolas. «Les recomendamos que acepten la condena cuanto antes para que sea firme y podemos poner en marcha los trámites del traslado».