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Triana: «Me da mucha pena haber escuchado aquí tantas mentiras»

La hija de la asesina confesa reitera la veracidad del episodio del acoso sexual: «Sólo fui capaz de contárselo al psiquiatra que murió».

Triana en el momento de su última defensa

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León

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miguel ángel zamora | león

Triana Martínez utilizó su último turno de palabra para reiterar el episodio del acoso sexual de Carrasco: «Quiero decirles que estuve tres veces con el psiquiatra que falleció el mes pasado (en referencia a Tomás Ortiz Valero, al que relató en prisión el 31 de julio de 2015 cómo se había producido el presunto episodio del beso). Le vi en tres ocasiones a solas, una en julio, otra en agosto y otra en octubre. Sólo fui capaz de contarle a él lo que me pasó, cuando Isabel me llevó a su casa. Ya lo sabía mi madre» relató con voz temblorosa y al borde de las lágrimas.

«La verdad es que estuvimos en un ambiente distendido y yo me sentía muy cómoda. Estuvimos reunidos en el módulo de enfermería de prisión. Con las forenses no estuve a gusto, nos hicieron venir de viaje al juzgado y no nos quitaron las esposas. Fueron especialmente bordes y además insistieron mucho en preguntar por asuntos del sumario y por las armas, que nuestro abogado nos había dicho que no contestáramos a nada de eso», explicó dirigiéndose a los miembros del jurado.

«Me da mucha pena haber tenido que escuchar aquí a muchos de los testigos que han venido a decir mentiras, que no se acordaban de sucesos que pasaron, que no eran amigos, que no han querido venir y que estaban ausentes», finalizó.

Su letrado defensor, José Ramón García, apuntaló en el informe final sus tesis sobre la inocencia penal de su clienta: «¿Creen que si Triana estuviera implicada iba a dejar las fotos, el Interviu y los apuntes de la pistola a la vista encima de la mesa?».

Respecto a la aparición de restos de pólvora en las botas que calzaba la jóven el día del crimen, para su defensor «pudo haber contaminación de pólvora por contacto de la bota con el bolso o por el momento de recoger calzado nuevo en el domicilio. ¿Para qué tenía que practicar tiro Triana si la que iba a disparar era su madre?».

Volvió a la sala la sombra de la persecución de Carrasco a la joven: «Cuando Triana se llevaba bien, le arreglaron el problema del coche. Cuando se llevaron mal, resultaba agraciada en todas las loterías de Hacienda», explicó.

«No estoy de acuerdo con que Isabel Carrasco haya muerto, pero mi misión es defender a las personas que tengo aquí sentadas. Y si Triana me hace indicaciones es porque ella me puede aportar datos», se defendió, en referencia a la acusación del fiscal de que la mente pensante de la trama era la hija y que su forma de emplearse con su letrado la delataba.

Otra interrogación retórica: «Si estaban las tres en el plan, ¿para qué le iba a explicar Triana a Montserrat que la pistola la tenía una policía, cuando ella ya lo sabía?».

Beatriz Llamas, la letrada de la acusación particular, fue especialmente contundente con Triana en su informe: «Era el cerebro que organizaba el plan, contagió la obsesión a su madre, entre las dos se retroalimentaron. Triana es la inductora, sin ella no hay asesinato. Es una pobre niña caprichosa que primero no estudió porque decía que la plaza era para ella y que luego sacó un 2,2 en el examen».

«Nunca recurrió la oposición, eso prueba que la teoría del acoso es una fantasía absurda, un nuevo recurso de Triana», insistió la letrada. «Se le estropeó el cuento de la lechera que había planificado. Tenía un sueldo que muchos de nosotros no tenemos y trabajos externos. Todo suma y sigue porque sabía que había que descontar dinero de su nómina, pero no lo hizo y cobraba el 100%».

«Planificó el crimen porque se le había estropeado el cuento de la lechera y para su desgracia, en una de las prácticas de tiro quedaron restos de pólvora en sus botas. La contratación de un nuevo letrado la aparición de nuevas versiones de todo fue el siguiente paso. Pero la verdad sólo tiene un camino. Y ahora el padre de Triana se acuerda de que los policías de Burgos sí que las habían engañado. Debe de ser una revelación divina. Antes nunca se había quejado», protestó.

«Triana pudo conocer de la declaración de Raquel que tenía una relación oculta y por eso no la exculpó. Es una hipótesis y una consecuencia de algo que nunca entenderé», insistió la representante de la acusación particular.

«Yo la llamo Triana la fantástica, porque lo que se inventaba lo creía», finalizó.