LOS EFECTOS DE LA CRISIS
Repunta la afiliación a los sindicatos en León tras cuatro años de desplome
UGT y Comisiones son una excepción a nivel nacional tras recuperar carnés en 2015
l. urdiales | león
León, en particular, y por extensión las federaciones autonómicas de los sindicatos Comisiones Obreras y UGT, es una excepción en el repunte de la afiliación, laminada por la crisis en los últimos cinco años. La masa de adhesiones adelgazó conforme la destrucción de empleo y puestos de trabajo convirtió en muchedumbre la cola del paro; y, de forma inversamente proporcional, los listados de adscritos mermaron hasta mínimos. En efecto tobogán; de lo más alto a lo más bajo. En esos años de fin de ciclo, de aquella época con aspecto de bonanza económica que se desdibujó en torno al 2010, quedan hitos en la afiliación de trabajadores leoneses a los sindicatos de clase. Doce mil quinientos en Comisiones Obreras; 14.454 en UGT, recuerda con precisión su secretario provincial, Manuel Mayo. Y desde entonces, descuento de carnés; hasta que al final del ejercicio 2015 se contuvo la hemorragia, primero, y después se comentó a remontar en el recuento de incorporados. Que no deja de ser una paradoja en una tierra en la que el espíritu individualista se eleva por encima de otras circunstancias. Así lo relaciona Ignacio Fernández, secretario provincial de Comisiones Obreras, sindicato que acaba de imponerse en las elecciones sindicales. «Crecimos hasta el 2010, cuando había más masa trabajadora; y después se entró en una espiral que es consecuencia de la pérdida de empleo; en una situación de apuro económico hay que optar y renunciar». Atenuado el golpe, «que no la situación económica y social», apuntan desde los sindicatos, la actividad en el registro de afiliados ha vuelto a crecer. «León, Castilla y León, es la única zona de España donde se frenó esa pérdida de afiliados», enfatiza Fernández sobre la excepcionalidad. 9.500 afiliados en Comisiones Obreras; 12.478 en UGT al acabar el año y en medio de esa inversión de la caída libre, con la que se puede relativizar ese áurea de desprestigio que se ha lanzado hacia el movimiento sindical. «En esta región los sindicatos hemos estado en la vanguardia de las conquistas sociales cuando más arreciaba la crisis; con la reivindicación de la renta garantizada y otras medidas de protección social; eso también puede explicar que se nos mire con más confianza, analiza Fernández en torno a esa distinción de las organizaciones sindicales de clase obrera en el concepto global del país.
La cascada de pérdida de carnés se aceleró al inicio de la década, tal como refleja el descuento en el registro de la Unión General de Trabajadores; de 14.454 a 13.300 en 2012; a 12.715 en 2013; a 11.275 en 2014, el último año del deslizamiento. El 2015 se cerró en este sindicato con un millar de afiliados más. «Puede que se vea algo más de luz, pero no creemos que la situación esté arreglada hasta que no se acabe con esa reforma laboral que ha causado tanta pérdida de empleo, más en la provincia de León, castigada de forma especial por la crisis específica de sectores esenciales en su tejido productivo, como la minería», concreta Mayo sobre los obstáculos que se ven en esa carrera de fondo.