«Pensé que sabían cosas de mí y me sentí presionado a ser bueno»
El ex ecónomo de la Diócesis de Astorga dice que sabía que estaban investigando su vida.
cristina cabrejas | roma
El juicio que se celebra en Vaticano por la filtración y publicación de documentos reservados continuó ayer con el sacerdote español Lucio Vallejo que sigue alegando que sintió presiones para justificar que pasó archivos a los periodistas y habló incluso de recuperar así «su libertad».
Ayer también le tocó el turno de ser interrogado en la sesión vespertina a uno de los dos periodistas imputados Emiliano Fittipaldi, quien declaró que Vallejo le envió por vía electrónica documentos que él no había pedido y que además prácticamente no utilizó ninguno para escribir su libro Avaricia . El interrogatorio a Vallejo continuó ayer con una hora y media de preguntas de los defensores del resto de los imputados en este proceso que juzga a cinco personas por filtración de documentos vaticanos.
Prácticamente Vallejo volvió a reiterar las presiones que soportaba por parte de la imputada italiana Francesca Chaouqui, quien fue miembro de la Comisión de Investigación de Asuntos Económicos de la Santa Sede (Cosea) de la que él era secretario.
«Entregar estos documentos era un modo de pagar por mi libertad. Evidentemente antes de conocer a los periodistas no me habría venido a la mente nada de esto», declaró el imputado.
Aludió a reuniones que tuvo con la condesa italiana Marisa Pinto y con el abogado Mario Belfiore y Chaouqui y en las que dijo que «Francesca me dejó muy claro que incluso mis temas de trabajo personal había que hablarlos entre todos».
El sacerdote se refería a su trabajo como secretario de la Comisión investigadora de los organismos económicos y administrativos de la Santa Sede (Cosea).
Preguntado por una amenaza concreta que hubiera recibido, citó un mensaje de whatsapp en el que la italiana le decía: «Te destruiré delante de todos los periódicos y sabes que puedo hacerlo».
Para describir el clima de presión al que estaba sometido aseguró que Chaouqui sabía muchas cosas de su vida privada, de su familia, de sus bienes y propiedades y de sus posibles problemas con Hacienda. Vallejo también reveló que en agosto de 2013 cuando empezó a trabajar en la Cosea recibió mensajes del ayuntamiento de su pueblo (Villamediana de Iregua) «de que alguien estaba investigando sobre mi vida» y en detalle habló de «una persona que desde Vitoria había pedido documentación al registro civil».
Cuando se le preguntó sobre las presiones de parte de los periodistas, Vallejo respondió: «Yo sentía que sabían cosas de mí que no me querían decir y fue entonces cuando me sentí presionado a ser bueno».
Distinguió la relación que tenía tanto con Emiliano Fittipaldi como con Gianluigi Nuzzi, pues sobre el primero reconoció que no recibió «amenazas concretas» y añadió: «Interpreté que sabía cosas de mi vida».
No obstante, preguntado por el abogado de Nuzzi sobre si se había sentido amenazado o si fue amenazado por el periodista, Vallejo respondió: «Me sentí amenazado» e hizo referencia a un mensaje que le envió aquel en el que le decía: «Francesca te puede hacer mucho daño».