MARÍA TERESA MATA SIERRA subdelegada del gobierno en león
«El Gobierno puede estar en funciones, pero la subdelegación no lo estará nunca»
miguel ángel zamora | león
Se declara universitaria por norma. Está orgullosa de su primer año de mandato. Vive pendiente de su provincia y no teme a los aires de cambio que pudieran soplar a medio plazo. La subdelegada del Gobierno pasa revista a sus doce primeros meses en el cargo, que se cumplen el próximo miércoles.
—¿Qué balance hace de su primer año al frente de la subdelegación?
—Siempre me tomé este cargo como un honor. Ha sido un periodo muy singular. Como cargo público es un servicio a la comunidad, pero es que pienso que esta es la mejor comunidad posible, la de nuestra provincia. Es un cargo de mucha responsabilidad.
—¿Se ha sentido bien aceptada?
—Me han hecho disfrutar mucho. He visitado más de un centenar de pedanías y eso es muy gratificante. Conocer la labor de la Guardia Civil y la Policía Nacional me permite ratificar que estamos en las mejores manos, son muy profesionales y mi experiencia en este año como profesional del Derecho ha sido una fuente de conocimiento que procuraré trasladar a las personas a las que formo habitualmente.
—Ha sido un periodo tranquilo ¿verdad?
—A mi pesar, la muerte de Isidro Gabino por lo que ha supuesto para su familia y la de la Policía, o la muerte de la familia de Rogelio y sus cuatro miembros, me hizo pasarlo especialmente mal. O lo de la familia de Villablino... Lo paso mal personalmente, pero no engaño, me hace pasarlo mal ver que hay gente que pierde el empleo. Me llega al corazón la gente que viene con problemas laborales, porque reconozco que muchas veces no está en tu mano. No digo que no hubiera convivido con esas realidades pero no había estado tan cerca de ellas.
—Y en positivo ¿qué es lo que más le ha sorprendido?
—La gente. Para bien. Tenemos una gente fantástica a nivel de alcaldes y funcionarios. Me encanta ir a los pueblos y saludar a los guardias, o ir por la calle y que los «zetas» me saluden. Ver que los alumnos me reconocen después de tantos años de pasar por mis clases... Tenemos una provincia fantástica, lugares y gentes que no hay en otros sitios y ha habido mucho más de bueno que de malo. He procurado estar ahí lo mejor que he podido y eso la gente lo sabe. Lo peor del cargo del subdelegada es que hay que asumir que la disponibilidad ha de ser plena porque los asuntos son muy variados. Hay que estar siempre a disposición de la gente o si no, estos cargos no gratifican nada.
—Se ha pasado tres cuartos del mandato representando a un Gobierno que está en funciones. ¿Cómo se resuelve eso?
—El Gobierno puede estar en funciones, pero la subdelegación no. Nunca. Me voy a explicar. Nosotros somos administración prestadora. Yo no he cambiado mi forma de actuar. En su día reuní a todos los servicios justo al volver de vacaciones de Navidad y les expliqué que nosotros tenemos que estar incluso más volcados en los problemas de la gente. No sé ni cuándo ni cómo se resolverá. En mi cargo no me siento en funciones, tengo incluso más vinculación que el primer día y lo que quiero es servir más a los ciudadanos porque hay ciertas cosas que se pueden dilatar, pero siempre se puede avanzar de otra manera.
—¿Y en infraestructuras también?
—Hay pueblos que tienen problemas con sus carreteras y sin embargo hemos conseguido avanzar. Ha habido noticias respecto a las rotondas y yo inmediatamente me puse en contacto con la demarcación de carreteras para estar al tanto de la situación. Yo soy universitaria y los universitarios somos corredores de fondo. Siempre pido a los alcaldes que me cuenten los problemas porque el no ya lo tenemos, y lo más que puede pasar es que tardemos un poco más en resolverlo, pero hay que arreglar las cosas con ganas y con ilusión. .
—¿Tiene miedo de que los conflictos laborales alteren la paz social?
—No emplearía la palabra miedo. Son conflictos que están ahí, no está en mi mano evitar que los haya, ojalá. Perder un empleo en León es algo que me quita el sueño y cuando se produce lo único que puedo hacer es apoyar a quien lo sufre. No hace falta que me reconozcan nada, pero a veces a la gente le basta con que la escuchen un poco. Hay que ayudar a que la gente esté mejor.
—Lo que si le habrá satisfecho son las cifras de la delincuencia provincial ¿verdad?
—Son muy efectivos, trabajan muy bien, tienen una profesionalidad total y obviamente no hay que engañar: que tengamos una seguridad alta no significa que no puedan pasar cosas. A los alcaldes no les gusta nada que pasen cosas en su municipio y el 100% de seguridad es un desideratum pero no se puede cumplir. Lo mismo ocurre en Tráfico. Teníamos unas cifras excelentes y se han truncado un poco, pero tampoco se puede asegurar que nunca va a pasar nada.
—La labor que ha desarrollado en su cargo, el excelente trabajo de Ana del Ser en la Audiencia Provincial o las buenas cifras de María Marcos en la Comisaría ¿son el mejor refrendo de que los cargos son para que los ocupen buenos profesionales, independientemente de si son hombre so mujeres?
—A Ana ya la conocía y María fue una sorpresa. Son dos personas a las que yo admiro, creo que la mujer tiene que asumir responsabilidades. Yo no he renunciado nunca incluso teniendo tres hijos bien pequeños. No soy feminista, lo importante es la persona, pero tenemos una forma de actuar diferente y sensible que lo que hace es aportar. No somos ni mejores ni peores que los hombres, aunque a veces sí que se nos exige más. No es que «también» nosotras lo hagamos bien. Es que lo hacemos «igual» de bien. Estoy muy contenta con ellas, pero lo estoy también con el juez decano, con el Teniente Coronel de la Guardia Civil y lo que importa es que sean buenas personas, no mujeres u hombres.
—¿Agradecida especialmente con alguien?
—En una época en que la función pública se cuestiona, el funcionariado público me ha demostrado que trabaja especialmente bien y en este año me han hecho las cosas más fáciles, aunque son detalles que luego a veces no trasciende. Cuando un servicio funciona, es cuestión de muchas personas no solamente de la cabeza visible. Y ahí hay una honestidad especial que yo he detectado.