Diario de León

Más allá de las aulas

En el arte del ahorro

Los alumnos del Ponce de León han sumado el programa Valores de Futuro del BBVA al proyecto educativo Civilizarte para vertebrar así el aspecto financiero de su desarrollo.

Martínez-Bajo y Domínguez, del BBVA, en el centro de la imagen, atentas a la explicación de una de las alumnas. F. OTERO PERANDONES

Martínez-Bajo y Domínguez, del BBVA, en el centro de la imagen, atentas a la explicación de una de las alumnas. F. OTERO PERANDONES

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León

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A. Calvo | León

Adentrarse en el Ponce de León es hacerlo al colegio con más solera de la capital leonesa, no sólo porque el próximo curso cumpla 80 años, también porque sus paredes son un viaje al pasado, ya que todos sus alumnos se han implicado en el proyecto educativo Civilizarte, con el que han trabajo cinco periodos histórico-artísticos que ahora salpica magistralmente el centro, desde la prehistoria al Románico. Además, a esta gran iniciativa que ha recibido el premio nacional de Mejores Prácticas Educativas, han sumado el programa de educación financiera Valores de Futuro del BBVA. La voluntaria de la entidad bancaria Begoña Domínguez, les ha explicado en varias sesiones qué es el ahorro y el consumo responsable y ha hecho un seguimiento de lo que los niños han ido interiorizando, tanto dentro del aula como en sus casas. Ellos han aplicado estos conocimientos financieros a la tienda física y virtual y al merchandising de sus productos —realizados por ellos mismos— con los que obtienen fondos para el centro y para continuar con un proyecto mayor el próximo curso.

Todos los miércoles, el Ponce de León recibe la visita de otros centros. Los alumnos hacen un recorrido por las diferentes salas haciendo de guías, de vendedores de la tienda del museo o de los actores de la visita teatralizada. Ayer, abrieron sus puertas a la nueva directora de la Territorial Noroeste del BBVA, Yolanda Martínez-Bajo, quien se quedó «impresionada» ante el trabajo de los alumnos y del centro. Como cuando llegan los estudiantes de otros colegios, los representantes de la entidad bancaria visitaron la sala dedicada al arte Románico, con una representación de la Basílica de San Isidoro. Los alumnos-guía hicieron su exposición en castellano, en inglés y en lengua de signos, cada uno fue explicando minuciosamente los diferentes elementos del templo, desde sus pinturas al cáliz de Doña Urraca, mientras contextualizaban la época histórica y realizaban pequeñas representaciones músico-teatrales para hacer más amena la «visita». «Habéis aprendido la historia de una manera diferente, combinando muchos valores como el trabajo en equipo o la solidaridad», destacó Martínez-Bajo.

Tras la visita a la zona artística, los alumnos presentaron la «tienda del museo», en la que venden productos artísticos con técnicas de las diferentes épocas que han representado y hechos por ellos mismos. Han calculado los gastos y fijado los precios y las ofertas. Anotan cada venta y van obteniendo beneficios que invertirán en nuevos proyectos. El director del Ponce de León, Emilio Rodríguez Zapico, añadió que el colegio también cuenta con una moneda ficticia, los Ponce, con los que los estudiantes «pueden comprar privilegios». El buen trabajo de los alumnos puede tener como recompensa una serie de Ponces, que después sirven para comprar ayudas en exámenes, liberarse de los deberes o permitir a la clase ir de excursión. «El año pasado también trabajamos las acciones y algunos alumnos incluso lanzaron opas hostiles a empresas de otros compañeros para que trabajaran por ellos y también se hicieron amigos virtuales de empresas que ellos mismos escogían de la bolsa real y que, a su vez, influía en sus acciones», explicó el director.

«Ahora sabemos lo que les cuesta a nuestros padres ganar el dinero y lo fácil que resulta gastarlo», indican los alumnos Andrea Flórez, Iván Pérez o Alba de la Riva, mientras el resto de sus compañeros asiente con la cabeza, y explican la importancia del ahorro, «porque siempre te puede surgir un imprevisto y no hay que gastarlo todo en chucherías» o que las finanzas «sirven para la vida real».

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