LOS NUEVOS RIESGOS
La provincia de León suma 173 puntos de seguimiento islamista
El periodista Ignacio Cembrero desvela la red de vigilancia de los servicios de inteligencia
m.c.c. | león
En la provincia de León, el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado, un organismo dependiente del Ministerio de Interior especializado en labores de seguimiento, tiene localizados 173 puntos ‘calientes’ de radicalización entre la comunidad musulmana. Puntos que se denominan así pero que no siempre hacen referencia a personas sino que pueden ser también tiendas, locutorios, centros de oración....
El dato numérico lo desvela el periodista Ignacio Cembrero en su libro de reciente aparición ‘La España de Alá’ (La Esfera de los Libros), donde hace una radiografía de la actual situación de la inmigración musulmana en España.
Esos 173 puntos de radicalización de León son una cifra muy baja en comparación con Barcelona, Madrid o Murcia, según explica Ignacio Cembrero, que ha trabajado durante más de 30 años como corresponsal en Oriente Próximo, el Magreb y Bruselas para grandes periódicos españoles, como El País y El Mundo. León se encuentra, además, en una zona de baja intensidad. Asturias tiene 230, Valladolid se mueve en los 230, Palencia en los 136 y Zamora en 64.
«Estos son lugares donde Interior detecta que, por el ambiente que hay, se puede propiciar un proceso de radicalización», explica Cembrero, quien matiza que «ese riesgo de radicalización no equivale a riesgo de atentado».
Estas ubicaciones, que van cambiando periódicamente y que este Centro dependiente del Ministerio de Interior actualiza mensualmente, no tienen una vigilancia permanente, ya que sería materialmente imposible, aunque sí se establece una serie de parámetros para realizar su labor, como dividir el territorio español en secciones censales de no más de 1.500 habitantes, o establecer seguimientos puntuales.
Para evaluar la amenaza en cada uno de ellas, el Citco introduce en un serie de datos estadísticos (número de inmigrantes y mezquitas, nacionalidades, edades, detenciones practicadas, datos socioeconómicos, incidentes islamófobos) y otra más reservados (corrientes islámicas del lugar, informes de inteligencia). Además del control de estas unidades de radicalización, Twitter y Facebook son objeto continuado de vigilancia, ya que a través de estas redes sociales se puede llegar a portales más secretos, para pasar finalmente a un cara a cara en los citados puntos de radicalización. Este es el proceso de captación más importante a día de hoy, mucho más que a través de los oratorios y mezquitas, donde hay vigilancia, y las cárceles, en las que se ha logrado atajar el problema a través de planes específicos.