Un proceso de selección con pocos cambios hasta el 2008
El profesor de la Universidad de León Javier Vidal fue Director de Evaluación y Ordenación del sistema Educativo en 2008, cuando se elaboró el decreto que introdujo uno de los principales cambios en la prueba de selectividad. A partir de entonces, la prueba comenzó a estructurarse en dos partes «la obligatoria, que permitía el acceso a la universidad, y la voluntaria, que permitía mejorar las condiciones para acceder a determinadas titulaciones», al enfrentarse los alumnos a dos asignaturas específicas que ellos mismos elegían y que hasta hoy sigue vigente.
Vidal recuerda que incluso antes de 1975 en España se realizaban otras pruebas —como las de madurez o el examen de Estado— «que daban el acceso a la universidad y que permitían ordenar a los alumnos para la enseñanza pública», aunque algunas titulaciones como Medicina tenían sus propias reglas. Explica que con la nueva reválida que trae consigo la Lomce «para obtener el título de Bachillerato será necesario que los alumnos aprueben las asignaturas del curso y realicen un examen». Sin embargo, concreta que aún no hay nada decidido: «Dicen que ésta será la última selectividad, pero si el decreto no sale antes de septiembre será una barbaridad, porque los alumnos que empiecen segundo de Bachillerato no sabrán con qué reglas tendrán que jugar para obtener el título y llegar a la universidad». Pese a todo, indica que «la prueba final de Bachillerato es algo común en el entorno con diferentes formatos».
En España, de momento, aún está por decidir qué harán las universidades, si aceptarán o no la reválida de Bachillerato como medio para ordenar el acceso de los alumnos o si impondrán otras pruebas, aspecto que en principio parecen haber descartado. Todo dependerá también del resultado de las elecciones generales del 26-J.