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La inversión en nuevas empresas cae un 47% a la espera de resolver la duda política

Los agentes económicos leoneses advierten de que la inestabilidad está retrasando proyectos en la provincia.

El empleo creado en los últimos meses en el sector servicio es el menos estable. RAQUEL P. VIECO

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León

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maría j. muñiz | león

Las señales de alarma se vienen intensificando desde principios de año, y en el diagnóstico coinciden los agentes económicos locales. La inestabilidad política, tanto por la falta de Gobierno como por las dudas sobre las políticas que adoptará el que finalmente se forme, están provocando que las empresas retrasen sus nuevas decisiones de inversión. Una situación que se prolonga desde la anterior cita electoral en diciembre, que está provocando una desaceleración en el dinamismo de la recuperación económica y que tendrá inevitablemente sus consecuencias en la creación de empleo, el principal problema del país. Una circunstancia a la que León no es ajena, y además suma los problemas de una estructura productiva con sectores fuertes afectados por la crisis.

Los datos de inversión empresarial confirman esta situación, aunque con matices. El capital destinado a la creación de nuevas empresas en los primeros cuatro meses del año se ha contraído de forma importante respecto al mismo período del año anterior, un 47% (pasó de más de siete millones en 2015 a menos de cuatro este año). Se han creado menos empresas, pero sobre todo se han destinado menos fondos a ponerlas en marcha.

Una situación que de consolidarse rompería la tendencia (tímida) a la recuperación de la inversión empresarial en nuevos proyectos iniciada hace dos años, después de tocar fondo en 2013, cuando sólo se destinaron 13 millones de euros a poner en marcha 635 nuevas sociedades. El número de empresas de nueva creación no varía sustancialmente desde 2008 (para entonces la cifra de proyectos iniciados se estabilizó muy lejos de los niveles anteriores a la crisis); y el capital invertido se resiste también a crecer.

En cambio, las sociedades ya en marcha sí apuestan por la inversión para seguir adelante. De hecho en este capítulo las empresas leonesas han incrementado sensiblemente sus aportaciones en ampliación de capital respecto al mismo período del año pasado (algo más de 40 millones por parte de 59 empresas; frente a los poco más de 23 millones destinados a este fin en 2015).

En todo caso, las asociaciones patronales confirman que la inversión empresarial se está tomando su tiempo a la espera de ver cómo evolucionan los acontecimientos. «Es cierto que se están retrasando los proyectos de inversión, el empresario duda de si es el mejor momento para tomar decisiones. Incluso la inversión pública prevista en los presupuestos, que se ejecuta a través de las empresas privadas, está paralizada en gran parte», señala Javier Cepedano, presidente de la Federación Leonesa de Empresarios (Fele).

Para Julio Álvarez, presidente del Círculo Empresarial Leonés (CEL), la situación política del país afecta sobre todo a la inversión extranjera, «que es la más potente, y está muy ralentizada. Ahora todo se aplaza hasta que se forme el próximo gobierno, y eso nos perjudica enormemente. Además, la provincia tiene desde hace mucho tiempo reivindicaciones encima de la mesa que siguen a la espera, y en los últimos meses nuestros propios diputados nos han confirmado que ha sido imposible llegar a compromisos importantes. Esto no es bueno para el empresario ni para el consumo, y sobre todo no es bueno para el empleo. Si hay proyectos parados, no se generan empleos».

dificultades añadidas

«La incertidumbre política afecta mucho más a la evolución económica de lo que los ciudadanos perciben. Y hay incertidumbre a nivel internacional y nacional, mientras en León el nivel de riesgo se eleva, porque es muy dif ícil captar capitales para la provincia», destaca Nuria González Rabanal, decana del Colegio de Economistas de León.

«En el plano internacional existe incertidumbre, desde el resultado de las elecciones norteamericanas a las crisis y conflictos generalizados. Eso desestabiliza no tanto a las inversiones especulativas, pero sí a la inversión productiva, más conservadora porque su objetivo es a largo plazo». En España, destaca la también profesora de la Universidad de León, «el riesgo es potencialmente mayor porque llevamos meses sin saber lo que va a pasar, y ya hay indicadores económicos que demuestran que lo poco o mucho que haya podido recuperar la economía española está bajo amenaza. Lo que ocurra con las elecciones va a condicionar la decisión de los capitales extranjeros, incluso en los sectores tradicionalmente más solventes del país como el turismo o algunas industrias pesadas».

Los representantes de los empresarios coinciden en que la inversión reclama sobre todo estabilidad. «Primero hay que saber a qué marco normativo vamos a enfrentarnos, es lo mismo que hacen las empresas españolas cuando invierten fuera. Primero se necesita estabilidad, y también apoyo a las empresas, que son las que generan empleo. Quien no lo vea así no vive en la realidad», insiste Álvarez.

Cepedano hace hincapié en la dificultad de tomar decisiones cuando las propuestas políticas son tan diferentes. «Imaginemos que se sube el Impuesto de Sociedades, se moºdifican las deducciones fiscales o las bonificaciones a la Seguridad Social,... Eso acaba influyendo en la contratación. Sobre todo tenemos que saber si se mantiene la reforma laboral, para tomar decisiones sobre el empleo». Para el presidente de la Fele «la incertidumbre es lo peor para un empresario, y la inversión necesita además un gobierno estable que elabore unos presupuestos públicos adaptados a la realidad, que permitan a la empresa generar empleos. Aunque ahora el mayor miedo es saber qué va a pasar con la reforma laboral».

situación local

«En León la situación es todavía más complicada, la economía provincial está casi en liquidación. Damos la sensación de tener un gran sector público y poca iniciativa empresarial, las empresas con una consolidación clásica y de las que vivió la economía provincial viven una crisis muy profunda y no es fácil atraer capitales», insiste González Rabanal. «Eso no quiere decir que no haya ejemplos empresariales contrarios, como los que han invertido con fuerza para ir a los mercados exteriores; pero el capital atraído en los últimos años ha sido puntual, en la industria biofarmacéutica. Y son proyectos que al final buscan rentabilidad. Y, si no la obtienen, se van».

La decana de los economistas lamenta también que en la provincia se hayan desmantelado grandes empresas, como las entidades financieras (la antigua caja de ahorros, por ejemplo), «sin que haya habido reacción institucional. Se han cerrado grandes proyectos y no están generándose alternativas».

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