Un «exceso de capacidad» que no siempre implica productividad
El sistema financiero leonés, hasta hace apenas tres años, estuvo «dominado por la actividad de las cajas de ahorro, más centradas en la captación de depósitos de los ahorradores que en las operaciones activas de concesión de créditos». Y marcadas por «un exceso de capacidad instalada, escaso dinamismo e incapacidad para cumplir con las exigencias de una economía moderna». Son algunas de las conclusiones de un estudio realizado por José Miguel Fernández, catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de León.
Un informe sobre el sector financiero en la provincia (que abarca el período entre 1986 y 2012) que ya deja entrever lo que ha estado sucediendo en estos dos últimos años. Fernández destaca la «baja productividad» del sector, con un elevado índice de bancarización y reducido volumen de depósitos y créditos por habitante (pero también por oficina bancaria y por empleado). «Una sobredimensión que ha exigido la reestructuración que se está llevando, especialmente en el sector de cajas». Que son las que, hoy transformadas en bancos, siguen dominando el panorama financiero leonés.
El también decano de la Facultad de Económicas concluye que sólo queda «el recurso a la reordenación del sistema de entidades de crédito, tratando de que los entes resultantes presenten indicadores de calidad y solvencia más elevados, seleccionen sus inversiones con mayor rigor y profesionalidad y se minimicen las injerencias políticas en la toma de decisiones» (entonces el descalabro de las cajas de ahorro aún no se había consumado).
Con ellas es especialmente crítico: «Lejos de ser un instrumento para dinamizar la actividad productiva de la provincia, han venido a convertirse en una rémora que ha comprometido su propio futuro».
Fernández reclama profesionalización en la gestión y reorientación del negocio desde los créditos hipotecarios a los de caráter productivo (a autónomos y pymes), y la financiacón «de la economía real», lo que contribuiría a la generación de empleo. Y, de paso, «mejoraría una reputación malparada».