Diario de León

El nuevo comandante militar de León reconoce que combatir no está de moda

Felipe de la Plaza asume el Mando de Artillería de Campaña: «Tenemos que ser modernos».

Felipe de la Plaza, durante el discurso que pronunció con motivos de su toma de posesión. JESÚS F. SALVADORES

Felipe de la Plaza, durante el discurso que pronunció con motivos de su toma de posesión. JESÚS F. SALVADORES

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miguel ángel zamora | león

El general de brigada de Artillería, Felipe de la Plaza Bringas, nuevo comandante militar de León, reconoció que combatir «no está de moda, pero es la razón de ser de los artilleros y lo que nos singulariza respecto al resto».

De la Plaza se expresó en estos términos en el acto de toma de posesión de su cargo, que se celebró en la base del Conde de Gazola en El Ferral bajo la presidencia del teniente general Juan Gómez de Salazar Mínguez, jefe de la Fuerza Terrestre. La práctica totalidad de las autoridades civiles, militares y eclesiásticas estuvo presente en el acto, celebrado en el patio de armas del acuartelamiento.

«Sin León no se puede entender la historia de España», dijo en su discurso. «En este bendito oficio que es religión de hombres honrados, cumplir con el deber no proporciona riqueza, sólo reputación».

PREPARADOS

«Nos preparan para combatir, lo demás pueden hacerlo otras organizaciones del Estado. Sé que combatir no está de moda, pero es nuestra razón de ser y la que nos singulariza respecto al resto. No es fácil ser artillero en nuestros tiempos. De nosotros se espera que sepamos mirar a la muerte con ojos enjutos, con la frialdad del que en medio del combate sabe calcular datos del tiro o clavar las piezas para evitar que caigan en manos del enemigo. Para eso se nos paga y nos adiestran y doy fe de que lo hacemos bien. Pero además tenemos que ser modernos y polivalentes, para acometer las tareas que exigen los nuevos tiempos y hacerlo allá donde quiera que los intereses de España lo demanden». Otra advertencia: «El futuro está ahí y los artilleros modernos tenemos que ser capaces de hacer del fuego nuestra aportación primordial al campo de batalla, pero también tenemos que escoltar convoyes, patrullar las calles de ciudades remotas, combatir el terrorismo, reconstruir ciudades y llevar alivio a pueblos sometidos a terribles tragedias. Y todo lejos de los cañones, sin el familiar ruido metálico de los cierres y el olor a pólvora, porque los tiempos son así».

«Os exigiré osadía para hacer lo que otros no se atreven, sacrificio para que cuando crean que hemos llegado al límite sepamos continuar y lealtad para confiar en el otro porque en nuestro oficio no hay más fórmulas».

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