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FRANCESCA INMACULADA CHAOUQUI relaciones públicas procesada por el Vatileaks II y asesora de monseñor Vallejo

«Balda sabe lo despiadada que puedo llegar a ser; pagará caro sus mentiras»

CIELO O INFIERNO. Parece enfadada, algo comprometido si se tiene en cuenta que es una de las personas que mejor conoce las vergüenzas del Vaticano. La extravagante relaciones públicas juzgada junto al ex ecónomo de Astorga por traicionar al papa lleva meses generando titulares. Su condena de diez meses de prisión por la filtración de documentos secretos ha quedado en suspenso, pero monseñor Vallejo Balda sigue en las ‘cárceles de Dios’. Y la cosa no para. Chaouqui profetiza algo parecido a un infierno en su apocalíptico libro. Palabra de calabresa..

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León

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m. romero | león

Ocurre siempre: para el terremoto y comienza el tsunami. Y en términos metafóricos, en ese punto están las relaciones entre los dos protagonistas del mayor escándalo vivido hasta ahora en el pontificado de Francisco. Chaouqui y Balda, Balda y Chaouqui, un binomio perfecto hasta que su relación de cristal se hizo añicos poco antes de ser detenidos por un caso de traición al papa, el pasado mes de noviembre. Él era secretario de la comisión que investigaba los organismos económicos y administrativos de la Santa Sede y ella, su asesora, una persona de confianza para manejar la comunicación de este glamuroso órgano vaticano que acabó crucificando profesionalmente a ambos dentro de los muros de San Pedro. De elocuentes fotografías en fiestas de lujo pasaron a mantener un abrupto y extraño vínculo que la relaciones públicas aclara ahora en una entrevista exclusiva de Diario de León.

Se conocieron en 2013 en una recepción oficial de la Embajada de España presentados por una aristócrata. Él había llegado a Italia llamado por Benedicto XVI para reformar las finanzas del Vaticano hacía algo menos de dos años y ella le ayudó a introducirse socialmente. Fue la época en la que la relaciones públicas de origen italomarroquí presentó a Lucio Ángel Vallejo Balda, ecónomo en el Obispado de Astorga entre 1987 y 2011, y a los dos periodistas a los que después filtraría documentos secretos de las finanzas vaticanas.

Pero un día todo empezó a cambiar. «Fue él quien después de frecuentar de manera extraña a un astrólogo empezó a hablar mal de mí a todos los amigos», declara Chaouqui. Y aquí empieza una trama de intrigas que sólo ellos dos conocen. Monseñor Vallejo, en una carta publicada en el diario italiano La Repubblica en noviembre de 2015 —pocos días después de ser llevado a las mazmorras vaticanas— confesaba que había filtrado los documentos cediendo al chantaje de Chaouqui, con quien, dijo, había mantenido relaciones sexuales. Para evitar que ella lo hiciera público, él habría accedido a pasar documentación reservada de la Santa Sede. «El mayor temor de Balda era que con la retirada de su teléfono saliera a relucir su homosexualidad. Por eso escribió aquel artículo, para demostrar que no era gay, diciendo que había llegado a la cama conmigo. Pagará muy caro aquel artículo», asevera en un tono parece que amenazador: «Si yo fuera él, cuando salga estaría muy lejos de mí». A partir de este momento, Chaouqui entra de puntillas en un delicado asunto que desgranará en su próximo libro acerca del consentimiento que había en el Vaticano sobre la vida que llevaba monseñor Vallejo.

La entrevista que se realiza esta semana a través de una red social se retrotrae seis meses atrás, cuando este periódico solicitó por primera vez a Francesca una aclaración sobre todo lo que estaba ocurriendo en el momento más trascendente del proceso judicial por el Vatileaks II. Pero las idas y venidas de la interlocutora aplazaron el encuentro —digital— hasta el pasado viernes. La primera mujer que ha trabajado para el papa, la subordinada de Vallejo que le llamaba «gusano» por Whatsapp. Esa es Francesca Inmaculada Chaouqui. ¿Inmaculada?

—Después de todo lo que se ha hablado durante los últimos meses, ¿quedan secretos vaticanos escondidos? Revéleme uno.

—Sólo los infames revelan secretos por venganza. Y yo no soy una infame. Sé que son secretos de mi mandato, y seguirá siendo así.

—¿Por qué nunca ha pedido perdón? Aunque su pena esté en suspenso porque no se ha demostrado suficientemente que haya revelado noticias o documentos clasificados, sí se ha probado que cooperó con Vallejo Balda para tal fin.

—Nunca he colaborado en nada con Balda. Él mismo ha dicho que actuó solo, sin que yo lo supiera. Es cierto que le he presentado periodistas y me he equivocado porque sabía que estaba loco.

—Derroche, lujuria, pecado... El Vaticano parece a un nido de víboras.

—Es un lugar donde hay debilidades, ya que es un lugar hecho por hombres y, por lo tanto, por personas falibles.

—¿Cómo se llega a ser una de esas ocho personas elegidas por el papa para modernizar las finanzas del Vaticano?

—Es una pregunta que me hago a mí misma muchas veces. No sé. Yo recibí una llamada de la Secretaría del Estado que me ofreció el trabajo y acepté.

—¿Cómo conoció a Vallejo Balda? ¿Es verdad que les presentó una condesa?

—Lo vi por primera vez en una recepción en la Embajada de España a la que también él fue invitado. Me explicó que estaba modernizando la Prefectura de Asuntos Económicos.

—¿Qué hay de aquella fiesta por la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII en abril de 2015 en un ático del Vaticano? En un contexto de crisis, aquello trascendió como un hecho bochornoso.

—Fue Balda el que organizó la party sin pedir permiso a nadie. Yo me fiaba de él y creí que realmente todo estaba en orden. Sin embargo no estaba acordado con nadie. Estoy muy enfadada con él.

[Poco después de aquel momento, Vallejo Balda, en contra de sus ambiciones, fue apartado por el papa Francisco de la carrera a la Secretaría del nuevo Ministerio de Economía de la Santa Sede].

—¿Vallejo filtró los documentos por despecho al no ser nombrado ministro de Economía? ¿Cuál fue la verdadera razón de las filtraciones?

—Balda estaba fuera de sí. Totalmente fuera de control. Giraba como un autómata y sostenía que debía mandar un mensaje a la curia. Sentía que debía vengarse de todo y de todos. Así que decidió actuar como lo hizo. Balda era totalmente inadecuado para este cargo. Y además el Vaticano lo sabía. En mi libro, por ejemplo, contaré cómo él ha convivido con un amigo suyo, José, durante mucho tiempo y que el Vaticano estaba al tanto. No debería tener este trabajo, eso es todo.

—Se han filtrado documentos y Vallejo Balda está pagando por ello, pero los que han cometido graves irregularidades permanecen impunes.

[Los documentos filtrados constatan, por ejemplo, que dinero del Óbolo de San Pedro, la institución que gestiona las obras de caridad del papa, se gastó en partidas ordinarias del Vaticano y que el cardenal Tarsicio Bertone reformó su ático con dinero de una fundación infantil, que luego ha tenido que devolver].

—Lo que ha cometido Balda es grave como todo lo demás, porque él no sólo ha traicionado al papa, sino que también ha mentido para disculparse.

—Él siempre ha dicho que se sintió presionado por usted, que le tenía miedo porque pertenecía a los servicios secretos italianos. ¿Le chantajeó?

—Es una locura, una locura total. Nunca he chantajeado a nadie. Fue él, quien después de frecuentar de manera extraña a un astrólogo, empezó a hablar mal de mí a todos los amigos que le había presentado.

—¿Sedujo usted a monseñor? ¿Puede relatar qué ocurrió de verdad aquella noche del 28 de diciembre de 2014 en el Hotel Cavalieri Palace de Florencia? ¿Rompió el voto de castidad?

—El mayor temor de Balda era que con la retirada de su teléfono —por parte del tribunal que le juzgó— saliera a relucir su homosexualidad. Por eso escribió aquel artículo para demostrar que no era gay, diciendo que había llegado a la cama conmigo. Pagará muy caro aquel artículo. Si yo fuera él, cuando salga estaría muy lejos de mí. Balda sabe perfectamente lo despiadada que puedo llegar a ser. En mi libro pagará muy caro aquellas mentiras. Contaré toda la verdad sobre él: quién es y las razones por las que se escapó de Astorga.

—Usted ha dicho en varias ocasiones que se querellará contra él. ¿Va en serio?

—Presenté tres d?emandas en la Gendarmería por difamación contra él y contra sus amigos por ayudarle a inventar ponzoña sobre mí.

—¿Cuándo fue la última vez que habló con él y qué se dijeron?

—Le dije que me daba asco en la primera audiencia, ahora hace un año.

—Las investigaciones, que se basaron en el contenido de los teléfonos y ordenadores de Balda mencionan un viaje a la península arábiga para vender el expediente sanitario del papa al espionaje chino. Se encontraron entonces los archivos de un electrocardiograma y análisis de sangre de la anciana madre de Vallejo Balda. Pero, en lugar de su nombre, aparecía el de Jorge Mario Bergoglio. ¿Sabe lo que ocurrió?

—Es una de las locuras de Balda. No sé lo que hizo.

—Uno de los episodios que se ha pasado por alto en este proceso es la investigación abierta contra un conocido financiero italiano porque habría utilizado el organismo que controla el patrimonio de la Santa Sede para lavar dinero negro. ¿Tampoco sabe nada de esto?

—No puedo responder.

—¿Realmente Vallejo es apoyado por el Opus?

—No, absolutamente no. De hecho, el Opus se lo ha quitado de encima inmediatamente. De vez en cuando, van a buscarle un cura o su primo.

—¿Dónde cree que está el futuro de Vallejo Balda? En España, América Latina...

—Está en curso el proceso disciplinario y después habrá que esperar su paso al estado laico. Para decir dónde estará es necesario comprender el resultado de estos procesos.

—Francesca, ¿cree que su carrera se ha desvirtuado?

—Mi carrera va mejor que antes. He demostrado en el proceso que no he dado cartas a nadie y que continúo trabajando con serenidad. De hecho nunca he mentido.

—Todo lo que no quiere contar ahora supongo que aparecerá en su próximo libro.

—En mi libro habrá muchas cosas que ayudarán a explicar lo que está sucediendo en el Vaticano.

—Ha llamado a su hijo recién nacido Pedro ¿Tiene alguna connotación?

—Por supuesto, como San Pedro; Elías, como el profeta que nunca murió, y Antonio, por el santo que protege a los niños.