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El Ayuntamiento pone coto a más de 75.000 pájaros para alejarlos de León

El nuevo plan para ahuyentar a los estorninos se suma al control periódico de las palomas.

La Condesa es la zona de más nidos de estorninos. RAMIRO

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León

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álvaro caballero | león

Las bandadas de estorninos que toman la ciudad desde el inicio del otoño hasta el mes de marzo tendrán coto en León. El Ayuntamiento anunció ayer que el contrato suscrito con una empresa especializada, Locus Avis, servirá para ahuyentar del núcleo urbano a más de 72.000 de estas aves que hay en la ciudad en estos momentos, según las primeras estimaciones de control. No son las únicas a las que se ‘exilia’ de la capital leonesa, donde en los últimos dos años han desaparecido más de 3.800 palomas, recogidas por los servicios municipales y entregadas a un gestor autorizado, de acuerdo a los datos aportados por la administración.

El plan para ahuyentar a los estorninos, que llega después de años sin adoptar más medidas que la retirada de mobiliario urbano para minimizar la suciedad acumulada, tendrá un coste para el consistorio de 10.900 euros. El pago hace que la empresa responsable garantice que deja la ciudad al menos el 90% de los ejemplares que hay en estos momentos. Desde el comienzo de los trabajos «se ha conseguido reducir en más de un 60% la población», apuntaron desde el equipo de gobierno.

El objetivo pasa por «la utilización de sistemas incruentos para los animales e inocuos para el ser humano», como informaron desde la Concejalía de Salubridad, dirigida por Pedro Llamas. En la practica, la filosofía comprometida se aplica con el empleo de aves rapaces, sobre todo halcones, adiestradas para «realizar vuelos de acoso e intimidación de los estorninos». Su presencia hace que las bandadas, que funcionan como un organismo gregario en el que cada ejemplar vuela orientado por sus compañeros más cercanos, abandonen sus lugares habituales, aunque habrá que esperar a ver la efectividad una vez que transcurra el tiempo suficiente para comprar si retornan. Como actuación complementaria, la empresa encargada colocará, en las zonas urbanas donde no suponga una molestia para la población, trampas sonoras que emiten el mismo ruido que hacen los estorninos para alertar de un peligro.

El Ayuntamiento justifica la medida en que las bandadas, que se agrupan al atardecer, «provoca ruidos nocturnos, acumulación de excrementos en la vía pública, sobre los vehículos o en parques y jardines, y deterioro de mobiliario urbano». Su ubicación mayoritaria está en el paseo de La Condesa y el parque de San Mamés, aunque también se dan cita en otras como el paseo de Salamanca, parque de Quevedo, Papalaguinda, el campus o los parques del Cid, San Francisco y Reyes de España.

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