«Se consolida la ruina para evitar más pérdidas»
Ignacio Fernández analiza 12 años de empeño sindical contra la sangría social de León.
l. urdiales | león
Ignacio Fernández saca un smartphone del bolsillo para explicar que pasillos y oficinas sindicales hayan dejado de bullir. «Una parte de culpa la tiene esto», explica mientras blande el móvil entre las manos. «La información inmediata, que ha cambiado en parte las relaciones humanas; hilos de comunicación clásicos que suplieron nuevas fórmulas, más inmediatas, que dejan prescindir del contacto directo». Este giro es ajeno a la herencia que deja Ignacio Fernández en Comisiones Obreras en León, a través de la gestión que dejará en marzo, luego de 12 años de responsabilidad que, observa, se define por otros condicionantes. «Dejo un sindicato mejor en cuanto a orden interno; una organización que se había definido convulsa y ahora ve completar su tercer mandato; eso, en la medida interior. Y luego el éxito de ganar tres elecciones sindicales consecutivas», enumera Fernández a modo de resumen esta docena de años en la organización. Lamenta que hayan adelgazado los cuadros orgánicos, otra deriva de la crisis económica que se traduce en el orden interno sindical en una cadena de efectos: «Menos delegados, menos disponibilidad de créditos horarios de trabajo para el sindicato; menos afiliados», relata Ignacio Fernández para recordar esa senda con cambio de rasante del periodo 2008-2010 «donde se alcanzó la mayor cota de afiliación nunca dada» y la caída en pendiente empujada por el desplome económico.
En este balance de secretario provincial de Comisiones Obreras, de inquilino más longevo en el despacho de la primera planta de Roa de la Vega 21, Ignacio Fernández repasa cómo esta organización sindical ha tratado de aplicar medidas paliativas contra el declive social y económico de León. Cómo media ese mensaje de aceptación ante la espiral de pérdida de empleo, de activos, de medios productivos. «En ese empeño por salvar el futuro creo que se puede hablar de un fracaso de la sociedad leonesa; no hay puente hacia adelante. Las expectativas son escasas, a corto y medio plazo, de tal forma que hay que dejar el alma en sujetar, en consolidar la ruina, para que no haya más pérdidas. Eso lo hemos logrado; ese es el estado social y económico de León», define Ignacio Fernández sobre un territorio que arrastra la rémora de no haber experimentado una revolución industrial ante el choque de la revolución de la sociedad de la información.
En forma de recuento de estos doce años que suma como máximo responsable de la gestión del sindicato con más afiliados en la provincia, afronta con una sensación de frustración la sangría que acumulan social y económicamente las cuencas mineras leonesas. «Buscamos alternativas y nos encontramos con la inanición total; el PSOE fracasó, pero lo intentó. Otros, miraron para otro lado, como que la fecha del 2018 no existiera y no hubiera consecuencias. Ha habido un silencio atroz. Han respondido con la inanición al sector minero, con un desprecio continuos, para un sector relevante en el componente del PIB de León, un componente legendario, mítico y motivador».
Entra en el balance interno, donde analiza esa desafección que parece mediar las últimas relaciones entre sindicato y clase trabajadora. «Rescatar a los que se caen del sistema no es nada popular; no es popular decir que se consigue la renta mínima garantizada de ciudadanía; salvar los muebles de los que están en riesgo de exclusión social no vende; nos ha castigado esa situación defensiva adoptada ante las condiciones económicas», analiza Ignacio Fernández sobre ese repliegue que aminoró al sindicato como puntal en la vanguardia reivindicativa. Por esa senda regresa la estrategia. Será tiempo para otro dirigente, porque este profesor de literatura va a dejar esa primera línea sindical para dedicarle tiempo a otros planes; «o alguna responsabilidad en la organización a otro nivel territorial o volver a las aulas». No son compatibles. Ignacio Fernández cerrará en marzo una etapa que le ha llevado a pensar y trabajar por el sindicato desde 1986, cada vez con más relevancia. «Lo que ha llegado es por una progresión rodada, no me propuse medrar». Por eso, tal vez, decidió poner distancia con la política.