Menor inversión pública y privada y una baja «actividad patentadora»
«La participación en la generación de nuevo conocimiento y la absorción de los avances científicos y tecnológicos por el tejido productivo, a través de las innovaciones de producto y de proceso, es un rasgo de las economías basadas en el conocimiento». Y la intensidad de las actividades de I+D+i, tanto en los recursos que les dedica el sector público como el de las empresas.
En el caso de Castilla y León, según datos de la Junta, entre 2007 y 2016 el presupuesto público dedicado a este capítulo se ha reducido de 250 a 167 millones de euros; del 2,59 al 1,7% del total. También las empresas han rebajado sustancialmente su inversión en innovación. El informe del Ivie destaca que las empresas de las zonas más avanzadas realizan la mayor parte de la investigación, porque «son proyectos de I+D+i más próximos al aprovechamiento productivo».
En todo caso España «se clasifica como un innovador moderado», y durante la crisis esta brecha con la media europea se ha incrementado. El esfuerzo investigador se refleja en la «actividad patentadora», que no sólo se mide en la investigación sino en «una mayor esfuerzo de las empresas en el registro de la propiedad intelectual».
En el caso de León, según los datos de la Oficina Española de Patentes y Marcas, el año pasado se registraron en la provincia 17 nuevas patentes (tres menos que el año anterior), la segunda de la Comunidad tras Valladolid, pero muy lejos de las provincias más dinámicas. También redujo el registro de modelos de utilidad, que protege las invenciones de menor rango.
En el caso de la Universidad, la de León se sitúa a la cola de los centros públicos nacionales en presentación de patentes. En un decenio, sólo presentó 46 patentes.