Interrogan a una familia tiroteada con el arma usada para el crimen
Una familia que fue víctima de un tiroteo con la misma arma que nueve meses después se utilizó para cometer el crimen fue interrogado ayer en la segunda entrega de la sesión. La finalidad de la prueba es demostrar que la vaina hallada en el lugar donde apareció el cadáver corresponde a esta misma pistola y que, tal como reconocen los dos acusados a los que se imputa solamente un delito de tenencia ilícita de armas, fueron los que la hicieron llegar a Ramón Vega, el presunto autor del disparo mortal.
La pareja circulaba por León con sus hijos a bordo del vehículo familiar, cuando se produjo un enfrentamiento con Adrián Martínez: «Primero me pegó con una cacha, luego sacó la pistola y metió tres tiros al coche», explicó el varón de la pareja.
La mujer aseguró: «No quisimos denunciar lo que había pasado porque no queríamos más jaleos, pero al final nos cambiamos de casa y nos fuimos a vivir a otro sitio porque no queríamos líos», aseguró.
PERDÓN
El padre de Adrián Martínez habló con los tiroteados: «Nos dijo que nos pedía disculpas y se ofreció a pagarnos los daños. Nosotros no seguimos la vía judicial porque lo único que queríamos era acabar con el tema y que no hubiera más gestos malos». Se refería a la hipótesis inicial, según la cual el incidente se produjo porque los agredidos habían mirado mal al autor de los disparos.
El resto de los testigos que desfilaron por la sala se centraron de forma fundamental en la relación paralela entre Miriam Caballero y Julio López. Compañeras de trabajo de la viuda y el propietario del bar en el que trabajaba testificaron que eran relativamente frecuentes las visitas del empresario al establecimiento de La Lastra y que a veces pagaba los cafés con billetes de 200 euros.