Diario de León

CASO LARRALDE ■ EL JUICIO RECUPERA LA TENSIÓN

El presunto autor del disparo a Larralde le dijo a su mujer: «Estamos metidos los cinco»

La esposa puntualiza su testimonio: «Yo creo que no lo hizo, que a Ramón lo utilizaron»

Ramón Vega, a su llegada a la Audiencia uno de los anteriores días de juicio. DL

Ramón Vega, a su llegada a la Audiencia uno de los anteriores días de juicio. DL

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La que fuera esposa de Ramón Vega, el sospechoso de haber propinado el disparo mortal que acabó con la vida de Roberto Larralde, ratificó ayer en la Audiencia Provincial lo que ya había declarado en el Juzgado de Instrucción: «Me llamó desde la cárcel, le pregunté si lo había hecho él y me dijo que estaban metidos los cinco y también me reconoció que Julio le había dado la orden de llevar a Roberto al descampado».

Hasta una decena de testigos pasaron por sala en la décima sesión del juicio que se sigue contra siete personas, acusadas de tramar un supuesto plan para acabar con la vida de la víctima con el objetivo de dar vía libre a la relación sentimental paralela al matrimonio que vivían Julio López, un empresario de la provincia y Miriam Caballero, la esposa de Larralde: «Julio pidió a Ramón que intercediera para que Roberto dejara a Miriam», explicó.

«También me contó por teléfono que Julio le había ofrecido 300.000 euros por comerse el marrón el solo, pero que le dijo que no», afirmó la testigo, reiterando un argumento que ya se había escuchado en sala la semana pasada. «A mí, Ramón nunca me ha confesado que lo matara él. Yo creo que lo usaron para ponérselo en suerte a Julio y que fue él quien lo ejecutó».

La madre de los dos hijos de Vega reconoció que, de la camiseta amarilla que Ramón vestía la noche del crimen, nunca más se ha vuelto a saber: «Yo me fui de casa a los pocos días porque quería que mis hijos estuvieran seguros y ahora lo único que deseo es que acabe todo esto».

NUNCA VIO PISTOLAS

En trámites de separación «porque desde que en casa entró la droga, nada volvió a ser igual», negó haber visto nunca pistolas en su casa y confirmó que desde que está en prisión no ha acudido a visitarlo nunca. Tampoco su entonces marido le contó que hubiera estado haciendo prácticas de tiro en Almanza dos días después de la muerte de Larralde. La Policía cree que esta parte de su versión es falsa (no apareció vaina alguna en la finca en la que supuestamente se realizaron los disparos) y que obedeció a una coartada para cubrirse las espaldas en caso de que el test de la parafina hubiese dado positivo.

El pedáneo de la localidad en la que apareció el cadáver compareció también como testigo y ratificó las palabras de la ex esposa de Vega. «Cuando me lo contó su mujer, no me lo dijo en plan de que hubiese cinco detenidos. Yo entendí perfectamente que lo habían hecho entre los cinco y dijo quién era cada uno», aseguró. «Todavía no se sabía la detención de los demás, no había salido nada en los periódicos», explicó.

EL DUEÑO DE LA NAVE

Declaró también el propietario de la nave en la que Ramón guardaba la retroexcavadora con la que supuestamente enterró el cadáver: «Nunca me había llamado un domingo a las siete de la mañana». Y por sala pasó también el hermano de Carlos Helí, el empleado del industrial maderero al que, para tener coartada y despistar a la investigación, encargaron hacer llamadas desde el móvil del supuesto autor del disparo mientras presuntamente cometía el crimen: «Carlos y Julio tenían relación de empleado y subordinado. Yo nunca tuve nada que ver con la droga, es imposible que a mi hermano le dijeran que me llamara para conseguir cocaína. Está sentado aquí porque Julio le engañó», sentenció instantes antes de abandonar la sala increpando al presunto autor intelectual del crimen: «¡Mírame a la cara!». La mañana la cerraron los dos agentes de la Policía Local que acudieron al lugar en el que apareció la furgoneta de la víctima, pero no supieron explicar si las llaves y la cartera de Roberto habían aparecido antes o después de que la viuda de Larralde se personara en el lugar.

TESTIGO AUSENTE

Una prostituta rumana con la que al parecer se encontraba el supuesto autor del disparo poco antes de la llegada de Roberto a la cita, estaba citada a declarar para la sesión de ayer. Como quiera que no compareció, se dio la orden de citarla por segunda vez con apercibimiento. En caso de que no se presente, será detenida y trasladada a la Audiencia por la fuerza.

Lo mismo ocurre con un amigo de Roberto Larralde, que tendrá que declarar sobre una llamada que realizó al joven que fue la última persona que habló con el fallecido en vida. Será citado por segunda vez tras no comparecer ayer en la Audiencia.

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