Cerrar

el comercio del barrio húmedo languidece

«Negocio que cierra, no vuelve a abrir»

La liberalización de los alquileres, la falta de relevo generacional y la caída de los beneficios están abocando al cierre a varias de las tiendas más emblemáticas del casco antiguo pese a ser una de las zonas más transitadas de la capital leonesa.

Calle Escalerillas, en las inmediaciones de la plaza Mayor, antes comercial; ahora sólo quedan abiertos bares. SECUNDINO PÉREZ

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León

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manuel c. cachafeiro | león

Cruz y Cirial ha abierto hace algo más de una semana en la calle Azabachería. No sólo es novedad, y casi noticia, por haber abierto en el Barrio Húmedo, sino también por su actividad al servicio de la Semana Santa y de todo lo que tiene que ver con la Iglesia (casullas, velas, imágenes...). Antes, en el mismo local, estuvo La Praviana y antes La Casa del Bacalao, que resiste todavía en una calle paralela.

La liberalización de los alquileres, y su consabido aumento de precios, la falta de relevo para los padres que se jubilan, la caída de beneficios por el efecto de la competencia de otras zonas comerciales y la escasa iniciativa pese a ser la zona más transitada de la ciudad, están empujando al Barrio Húmedo a perder algunos de aquellos negocios que le dieron siempre fama. Almacenes Catalanes fue el primero, hace dos años, de una lista que ya acumula en este tiempo nombres como La Casa del Soldado, La Casa de los Quesos o dentro de poco, Roal, una tienda de regalos de la calle Azabachería. Hay alguno más en la lista, aunque de momento resiste como puede, o no quiere decir que cierra hasta que baje la trapa.

Poco negocio

«Negocio que cierra, no vuelve a abrir», se lamenta Conchi Alonso, que regenta Roal desde hace más de 50 años. Este mes de marzo, cerrará otro negocio que tiene en la zona, el bar Abanico, santo y seña del comer a buen precio, y pronto hará lo mismo con su comercio. «Hasta que no vean todo trincado, no van a espabilar. Y lo han conseguido», asegura Conchi, que culpa a los políticos, como dice ella, de no apoyar al pequeño comerciante. «Por poner dos tiestos de plástico para vender, te quieren cobrar 700 euros porque dicen que estás ocupando la vía pública».

En los últimos años, apenas han abierto tiendas en la zona. Resisten los de siempre.

Toda la renovación comercial de la zona se limita a la hostelería, con importantes inversiones para dar otra cara a los negocios. «Lo único que salva al Húmedo es que no se pueden abrir más bares; pero lleva camino de ser un barrio muerto durante todo el día», se lamenta otro comerciante, que opta por el anonimato. Sólo hay que mirar alrededor para comprobar la triste realidad cualquier mañana.

Otro comerciante de esos de toda la vida reconoce que «hay poco negocio y muchas ganas de jubilarse». «Mucha es gente mayor, ha trabajado mucho, y merece descansar».

calles sin comercios

Ejemplo del abandono es que calles comerciales hoy muestran una imagen desierta. Como la calle Escalerillas. Sólo resisten los bares y restaurantes; el resto se han cerrado. Una antigua cestería o La Colmena, una de las primeras tiendas de productos dietéticos de León.

En algunos de los negocios que se cierran aparecen carteles de se vende, y en uno en concreto, bajo los soportales, se anuncia su próxima reconversión para la hostelería.

Hay también algún hostelero que ha vivido otras épocas que se lamenta de que el barrio no tenga vida por el día, que haya perdido parte de ese sabor comercial cuyo máximo exponente se repite miércoles y sábados con el mercado de frutas y verduras de la Plaza Mayor.

El mejor ejemplo, quizá, sea la plaza de San Martín, popularmente conocida como ‘la plaza de las Tiendas’. Tras el cierre de La Casa del Soldado, sólo quedan abiertos bares.