LA ENTREVISTA
«Sería histórico que un leonés fuera presidente del PP CyL por lo que supone de integración»
ANTONIO SILVÁN | CANDIDATO A PRESIDIR EL PP DE CASTILLA Y LEÓN
álvaro caballero | león
Desde los ventanales de la sede provincial del PP, en el paseo de Salamanca, se ve fluir el Bernesga. Aprovechando que pasa por León, Antonio Silván (León, 1962) quiere convertirse en el primer leonés presidente del PP de la Comunidad. «Sería histórico», repite para creérselo.
—¿A priori, le salen las cuentas?
—Las cuentas tienen que salir el día 17. Lo que estamos haciendo es trabajar para convencer ese día al mayor número de afiliados, que tienen hoy la oportunidad de decidir a cargo de quién están los próximos años del PP.
—¿Está satisfecho con la movilización en León?
—Muy, muy satisfecho. En apenas horas presentamos la candidatura y tuve el orgullo y el honor de estar arropado por todo el partido de León; digo cargos institucionales y también afiliados. Lo que he recibido de la calle, afiliados y no afiliados, me induce todo a pensar que he acertado al ‘echar la pata palante’.
—Esa expresión es de Herrera.
—Así entré yo en política. Cuando entré en María de Molina en 2003 para que Juan Vicente Herrera me ofreciera la Consejería de Fomento, alguien fuera, su primo Julián, me dijo: ‘Toño, tú, pata palante, te diga lo que te diga’.
—Ahora qué le ha dicho Herrera.
—Herrera ha estado al corriente desde el minuto cero de cuál era mi intención. En ese sentido, yo creo que es una decisión que he tomado porque estoy absolutamente convencido y así se lo transmití.
—Hasta ahora eran un partido ‘serio’, que no se pegaba en público. ¿Qué ha pasado para que no lograran la candidatura de unidad?
—Seguimos siendo un partido muy serio, muy responsable, a la vista está. Otros partidos cuando han tenido estos procesos no han tenido más que algaradas. Nosotros estamos trabajando en nuestra dirección, cada uno en su programa y su proyecto. Hemos dado desde el primer momento una muestra de absoluta responsabilidad. Yo me creo que el partido es un partido abierto, y es una forma de demostrarlo.
—Pero, ¿qué ha faltado para la candidatura única?
—El planteamiento que nos hacíamos todos y que queríamos era que Herrera siguiera. Una vez que toma la decisión irreversible de no seguir al frente, yo dije: ‘pata palante’. Creo en el partido, tengo un proyecto para trasladar y, en consecuencia, quiero presentarme. A partir de ahí, Alfonso, que es mi amigo y compañero, con el que he estado muchas horas en mesas de trabajo y fuera, tomó la misma decisión. Ahora, el afiliado decidirá.
—¿Cuál es su objetivo?
—Yo me presento con un objetivo claro: que sea un partido verdaderamente abierto, que sea no de los cargos públicos sino del afiliado. Quiero que el partido sea canalizador de lo que reciba de la sociedad. Como es un partido que tienen vocación de gobierno y gobierna en muchos ámbitos, que canalice esas ideas y las traslade. Es decir, un partido que genere ideas, proyectos, que escuche. Si de algo me siento satisfecho en estos últimos años de todo mi devenir político, como consejero y ahora como alcalde, es que me he dado cuenta de que las soluciones nos las da la calle, las personas. Esa solución tiene que canalizarla el partido y generar los proyectos.
—¿La diferencia estuvo en quién encabezaba la candidatura o en la concepción de partido de cada uno?
—Yo tengo claro cuál es la mía. Creo en esta Comunidad, en cada una de las nueve provincias y creo que la organización política más importante que hay, el PP, es el vehículo para resolver los problemas. Ofrezco mi aval de conocer el partido y conocer cada rincón de la Comunidad, de esas nueve provincias. Mi aval es haber estado en el último pueblo, en el último rincón de nuestra Comunidad codo con codo con el alcalde intentando resolver el problema. La visión de Comunidad que tengo es la que aporto.
—¿Qué partido quiere?
—Un partido como el nuestro, que es conocedor de las características de nuestra tierra, es un partido de las personas y hacia las personas. Tenemos una buena sanidad, una buena educación, unos buenos servicios sociales, un buen transporte. Es el partido de mirar tanto a los jóvenes como a los mayores, tanto a los discapacitados como a otros colectivos, mujeres, hombres... El partido tiene que debatir. El joven aporta rebeldía y nos revuelve; el mayor, su experiencia. Unir esas dos experiencias es tremendamente enriquecedor. Eso es lo que quiero. Es un partido rural y al mismo tiempo, urbano. Es un partido que tiene que dar respuesta, recibiendo: poniendo la oreja en el suelo y escuchando las percepciones para que mueva ese árbol y caigan las soluciones.
—Ese eslogan de conocer el último rincón ¿es su intento de diferenciación con Mañueco? ¿Es una llamada a decir ‘yo conozco a la gente y no he estado sólo en los despachos’?
—Yo no traslado mi proyecto en contra de nadie, traslado mi proyecto por el hecho de constatar una realidad. La realidad que me dan los 12 años de consejero es conocer la Comunidad y también el partido. Yo quiero aplicar esa frescura que percibo en la gente y que a veces tiene recelo de plantearlo al partido. Por eso quiero que el partido sea abierto. Yo no quiero ser aparato. El partido tiene que tener una organización al servicio de todos, no un aparato al servicio de unos pocos. El afiliado tiene que ver al partido no como un búnker, sino como algo próximo y cercano. El afiliado tiene que sentirse cómodo, con absoluta libertad para exponer las ideas. Por qué no vamos a tener debates con una conclusión nunca sectaria; eso es enriquecedor. Considero que el partido debe abrirse más, ilusionar más, estar más orgullosos del partido y de la tierra. Me precio de estar en la calle y percibo eso. No quiero decir con esto que hasta ahora no haya sido así, sino que hay que aplicar el término más.
—¿Su entrada en la dirección se puede vender como el momento de que el partido venza la separación de León y Castilla?
—Tengo la convicción personal de mi carácter integrador. Es muy manido el término ‘histórico’. Pero yo me pregunto si no sería histórico que un leonés fuera presidente del PP de Castilla y León. Yo digo que sí, rotundamente. No por el hecho, sino por lo que significa de absoluta integración. Soy un convencido de la suma, de la unidad, de la integración. Cada una de las nueve provincias aporta al proyecto común. Poder hacerlo desde León considero que es un orgullo para mí, para Castilla y León una oportunidad y para los leoneses creo que también.
—¿Cree que si se hubiera dado antes, habría habido una política más cohesionada?
—El retrovisor, para los coches. Lo que pudo ser y no fue nos sirve de experiencia. Ahora tenemos una oportunidad. A los leoneses les digo que León también tiene esa oportunidad. Yo he ‘echado la pata palante’ con esa intención de, todavía más, normalizar, dar estabilidad y tranquilidad. Si por algo me he caracterizado, en mayoría absoluta o ahora en minoría, siempre he dicho que es porque aporto a la realidad política y social estabilidad y tranquilidad, normalidad.
—¿En estos dos día ha hablado con Rajoy y ha palpado la opinión de Madrid?
—No. Han sido días tremendamente intensos. Lo que sí he recibido por parte de la dirección nacional es absoluta libertad para que tomara la decisión conveniente. A partir de ahí me he sentido gratificado y liberado. No es una decisión fácil.
—Jesús Julio Carnero pide candidatura de consenso. Supongo que se refiere a partir del 17, dentro del pacto por el cual quien gane será presidente y quien pierda, secretario. ¿Ese pacto existe?
—Lo que Jesús, grandísimo amigo y político, ha trasladado es lo que todos queremos. Desde el primer instante, esta mano está absolutamente tendida para ese acuerdo y entendimiento. Lo que sí tengo claro es que el día 1 de abril, el congreso será de absoluta integración y normalidad.
—¿Con una sola candidatura?
—De una candidatura. Estoy convencido de que llegaremos a ello.
—Hablaba de Carnero. ¿Es Valladolid el termómetro que va a marcar quién tendrá más apoyos?
—El termómetro lo va a marcar el afiliado. Da igual de Soria, Segovia, Salamanca, Zamora, Ávila, Burgos, Palencia, Valladolid y León. A partir de ahí, decidiremos. Lo demás son quinielas, planteamientos matemáticos.
—Matemáticamente, Valladolid es quien tiene a día de hoy más inscritos para votar. ¿Su reto es movilizar ese voto?
—Yo me presento como candidato del PP de Castilla y León. Lo que sí pido al afiliado es que participe, que se incorpore al proceso, que empiece a hablar en ese sentido, esté en Valladolid, en Soria o en cualquiera de las otras siete provincias. Quiero que el afiliado se sienta todavía más orgulloso de pertenecer a una gran organización porque se le escucha, porque se debate, porque a veces se toman en consideración sus ideas y otras, no. Hago un llamamiento de aquí al día 17 a la participación. Voy a recorrer las nueve provincias y mirar a los ojos al afiliado para decirle que en sus manos está el futuro del PP de Castilla y León, que participe activamente no sólo ese día, sino el día 2.
—¿Espera una alta participación?
—Somos pioneros en un procedimiento de este tipo. Significa dos escenarios: los más de 48.000 afiliados y, luego, los que se inscriben de ellos para participar. Ahí es donde hago el llamamiento.
—Ha dicho que permanecerá en el Ayuntamiento de León hasta acabar el mandato. ¿No le restaría dedicación?
—Si por algo me caracterizo y mi equipo muchas veces me lo dice se porque si tengo que utilizar 25 horas del día, lo hago. El trabajo para nada me asusta, sino que me motiva. Creo también en los equipos. Al final todo se conduce a través de una persona, pero detrás hay un gran equipo. Para nada se va a ver afectado de manera negativa que yo sea presidente del PP, que le quede muy claro a los leoneses. Es más, creo que es una oportunidad para hacernos más visibles e incorporar numerosas ideas y proyectos a la ciudad. Sé que estos días mis adversarios políticos lo han criticado. Nunca me verán criticar que un adversario pueda alcanzar los órganos regionales y nacionales de su partido, sino que lo aplaudiría porque es aportar para León, no restar. La visión política de algunos a veces les impide ver el bosque.
—¿Entiende que haya gente en la calle que pueda ver que ha venido al Ayuntamiento como un trampolín?
—Vamos a ver, vamos a ser ajustados a la realidad. Yo estaba en el ámbito regional y me vine al local; punto. Vine convencido de que quería ser alcalde de León y soy alcalde de León. Estoy tremendamente orgulloso, satisfecho y contento. El derivar de esta situación ha sido sobrevenido años después de que tome la decisión de venir. Es una oportunidad que tiene León de trasladar esa voz al ámbito regional.
—Pero no sólo sería presidente del PP, sino que de facto se convertiría candidato del PP a la Junta en 2019... ¿O se plantea no serlo y seguir en el Ayuntamiento entonces?
—(Sonríe) No sé si será un gran pitoniso... Esperemos a que pasen dos años y veremos. Vamos a vivir una situación diferente a la que hemos vivido: la bicefalia; Junta y partido con dos personas distintas. A lo mejor es una fórmula que tiene el PP de desarrollar sus proyectos. No adelantemos acontecimientos.
—Esa bicefalia, ese proceso, lleva a un nuevo modelo con un probable presidente leonés. ¿Lo ve como un síntoma de madurez de la Comunidad o un devenir que no tiene nada que ver?
—Es un síntoma de madurez y se demuestra de muchas maneras, como se hace ahora desde las provincias, transmitiendo tranquilidad y estabilidad. Se manifiesta también desde el punto de vista orgánico, como lo queremos hacer. Es un símbolo de madurez y responsabilidad. ¿Alguien podía pensar no hace muchos años que un leonés podría ser presidente del PP de Castilla y León? Yo creo que no, sinceramente; no por León, eh.
—¿Y cómo se ve desde Valladolid que un presidente de la Junta fuera de León?
—Yo de eso no hablo. Sería un presidente del PP de Castilla y León con absoluta normalidad, tranquilidad y naturalidad.