INFRAESTRUCTURAS
El aeropuerto de León podrá recibir ayudas sin control de la Unión Europea
Competencia levanta la fiscalización a los incentivos para terminales con baja actividad.
Pasajeros acceden a un avión en el aeropuerto de La Virgen del Camino. MARCIANO PÉREZ
l. u. | león
La Unión Europea dejará de pasar por el tamiz de la fiscalización las subvenciones y ayudas públicas que llegan a los pequeños aeropuertos. Cambio de condición para el de León, que se desenvuelve entre todos los límites por negocio, ubicación y usuarios que contempla la Comisión Europea de la Competencia en la modificación de la norma. Cualquier estructura que no supere los tres millones de pasajeros, como es el caso de La Virgen del Camino, se podrá beneficiar en la exención de controles que va a permitir el gobierno comunitario, hasta ahora receloso del destino y el resultado de los incentivos públicos para sostener la actividad y vuelos. Tampoco se aplicarán controles a las ayudas que conceda gobiernos estatales o locales a aeropuertos que disten en más de cien kilómetros entre sí. Otro requisito que suma a favor de la barra libre que perfila Europa para que el apoyo desde el boletín oficial regrese sin tasa a esta red aérea de comunicación.
El nuevo orden en favor del tráfico en pequeños aeropuertos, como es el caso del leonés, tiene una justificación inmediata como arma de dinamización económica, que la Comisión Europea de la Competencia estima posible gracias a la inyección económica, sin límite ni control por parte de sus filtros fiscalizadores, que estimule operaciones, más conexiones y diversidad en la parrilla actual de vuelos.
El ejecutivo comunitario trata de abrir, así, el mapa del tráfico aeroportuario a más de cuatrocientos puntos del continente que hasta ahora apenas superan el 10% de la actividad total de todos los países de la Unión.
La determinación de la Comisión Europea de levantar las pesquisas sobre las ayudas a los aeropuertos pequeños tiene un acento añadido para el de La Virgen del Camino; por quedarse por debajo del límite de los 200.000 pasajeros anuales, los gobiernos estatales podrán decidir cubrir todos los costes de las operaciones de vuelos, aunque se incurra en pérdidas. Ahí es donde el ejecutivo comunitario termina por ceder toda la decisión a las administraciones nacionales o locales; a las autonómicas, incluso: «Han de ser las autoridades de cada país y sus ciudadanos a los que corresponde decidir si se deben gastar los fondos públicos en sostener los pequeños aeropuertos», aclaró Margrethe Vestager, que es comisaria europea de la Competencia cuando explicó la nueva disposición del organismo que dirige respecto a la diversificación de la red aeroportuaria.
Desde hace media docena de años, la Unión Europea se mostró inflexible con el destino de dinero público a la promoción de actividad de vuelos en las terminales, en una política que se presentó como réplica contra el gasto que dio origen a la burbuja de los aeropuertos fantasma.
La Comisión Europea de la Competencia cree que dar vía libre a los estados y autoridades territoriales en el destino de fondos públicos a los aeropuertos repercutirá en dos sentidos: reducir la carga administrativa al mínimo; el otro, impulsar el crecimiento y el empleo. Será a través de acelerar las inversiones en esos pequeños aeropuertos, como el de León.