Diario de León

LEON ■ SEGURIDAD CIUDADANA

Los vecinos se declaran indefensos ante otra ola de asaltos en Eras Norte

Una banda con cinco atracadores intentó el robo en una vivienda con los propietarios dentro.

Zona afectada por los asaltos, con los macetones rojos de parapeto frente a los ladrones. RAMIRO

Zona afectada por los asaltos, con los macetones rojos de parapeto frente a los ladrones. RAMIRO

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León

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l. u. | león

La presión de la delincuencia vuelve a desvelar a los vecinos de Eras Norte, la zona residencial de la ciudad más castigada por la embestida de asaltos a domicilios, robos, saqueos y atracos en viviendas. El último episodio ha vuelto a desatar la reacción vecinal, convocada por la necesidad de frenar los ataques. Un domicilio fue asaltado a primeras horas de la noche del martes por un grupo de cinco individuos, cuando los propietarios se encontraban en su domicilio. Alertadas las fuerzas policiales, la banda de atracadores huyó hacia la zona de ribera que flanquea la zona por el oeste, ese pasillo fluvial que en penumbra resulta un lugar adecuado para emboscar a los delincuentes. Los agentes buscaron a los asaltantes entre la maleza después de haber localizado dos vehículos, que previsiblemente pertenecían a la banda, en uno de los descampados que reciben ese área urbana del extrarradio. El asalto a la vivienda no fue más que otra cuenta en el rosario de incidencias que sufren los habitantes de Eras Norte, que han tratado de frenar, sin éxito. «Parecía que se durante una temporada se había vuelto a la tranquilidad, pero en las últimas semanas han regresados estos hechos tan desagradables», relató ayer Francisco Martínez Fidalgo, que preside el colectivo vecinal agrupado, precisamente, con intención de detener los asaltos. Los habitantes no ocultan su desencanto por falta de eficiencia de las medidas prometidas por las autoridades; unas, por escasas; otras, porque no se han puesto en marcha. «Sólo pedimos más vigilancia, presencia policial, y que se mejorara la iluminación de la zona del río; y nada», lamentó Martínez Fidalgo. Tampoco la instalación de los macetones para cegar el acceso al descampado parece haber aportado la solución esperada. Mientras, los vecinos, asociados para defenderse han iniciado los trámites para disponer de vigilancia privada con el fin de detener los asaltos, vuelven a contener la respiración ante el repunte de las oleadas de robos.

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