Diario de León

LEÓN ■ DECISIONES MUNICIPALES

El Ayuntamiento niega la licencia al Trianón para volver a abrir como salón de banquetes

La discoteca Supernova, a menos de 25 metros, evita que se dé un uso al histórico inmueble cerrado en el año 2005.

Imagen de la fachada del histórico Trianón, reflejada en la cristalera de la discoteca Supernova. JESÚS F. SALVADORES

Imagen de la fachada del histórico Trianón, reflejada en la cristalera de la discoteca Supernova. JESÚS F. SALVADORES

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álvaro caballero | león

No, como «local multiocio», donde se adscriben los usos de «discoteca y sala de fiestas», tampoco. El Ayuntamiento rechazó ayer de nuevo la solicitud de licencia de los propietarios del antiguo teatro Trianón para poder reabrir las instalaciones como salón de banquetes. Los técnicos insisten en que la ordenanza reguladora de la distancia y localización de establecimientos destinados a la venta de bebidas alcohólicas en el municipio de León, en vigor desde el 20 de diciembre de 2012, asienta que debe guardarse «una distancia superior a 25 metros» con cualquier otro local de similares características. La separación «es inferior» con respecto al Supernova, situado en el número 25 de la calle Ramón y Cajal, esquina La Torre, como recalcan el dictamen de los funcionarios, ratificado ayer por la comisión informativa de Urbanismo y Medio Ambiente, que se apoya en la Ley de prevención, asistencia e integración social de drogodependientes de Castilla y León.

La nueva negativa sume en el estancamiento al histórico local. El inmueble se abrió en el año 1951, tras una inversión de más de 800.000 pesetas, según las crónicas de la época, y tras funcionar como sala de cine para la proyección de sesiones continuas, con su máximo esplendor en las décadas de los años 60 y 70, encaró el final de siglo primero como discoteca de referencia en la ciudad y luego como ludoteca y parque infantil, destinado a la organización de cumpleaños y fiestas para menores. El funcionamiento del mercado hizo que, en el año 2005, se cerrara de manera definitiva sin que hasta el momento se haya logrado reabrir.

Pese a este cierre, los intentos han sido repetidos. Los propietarios pusieron el inmueble en el mercado en el año 2007 con un precio de salida de 4,6 millones de euros. No encontró comprador, lo que hizo que los dueños solicitaran la modificación urbanística para intentar flexibilizar el uso «sociocultural» que se marcaba en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). El cambio se consagró en el verano de 2012 para recoger el establecimiento como «equipamiento privado», donde tienen cabida los usos culturales, hoteleros, hosteleros, sanitarios, de ocio, asistenciales, deportivos, administrativos y comerciales —siempre que no incumplan la normativa autonómica de grandes superficie— pero en ningún caso los residenciales.

La apertura del abanico ha chocado sin embargo con la falta de mercado y las ordenanzas municipales. El edificio dispone de 2.300 metros cuadrados —450 de sótano, 730 de planta baja, 580 de anfiteatro y 540 de oficinas y otros— y cuenta con el máximo nivel de protección arquitectónica por debajo de la monumental. A pesar de que la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) incoada en 1986 se archivó, la documentación municipal empleada para la modificación urbanística reseñó en 2012 como reparos la necesidad de conservar la fachada con su configuración inicial, sin retranqueos, así como la configuración del antiguo escenario y las columnas de soporte. Los condicionantes evitaron otros planes, como su conversión en pequeño hotel. Ahora, los propietarios tampoco podrán reorientarlo como salón de banquetes.

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